El plan anticrisis diseñado por la Unión Europea propone un fondo de recuperación de 750.000 millones de euros, de los cuales 500.000 se distribuirán en forma de transferencias entre los países más castigados y 250.000 en forma de préstamos, y se financiará con una emisión de deuda europea son precedentes en la historia comunitaria.
Se distribuirá en forma de subsidios no reembolsables y préstamos condicionados a reformas. Según las estimaciones de la Comisión, España podría recibir 77.324 millones en ayudas a fondo perdido y 63.122 millones en forma de préstamos. “Estas ayudas son inversiones en nuestro futuro.
No tienen nada que ver con las deudas pasadas de los estados miembros”, ha recordado la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen. “Es una crisis excepcional y por eso se necesita una señal única”, ha avisado, subrayando que las necesidades de financiación “son enormes” y que es un momento crucial para la UE.
España e Italia son los países más beneficiados por este nuevo plan de reconstrucción, seguidos de Francia, Alemania y Polonia. Tanto el Gobierno español como el italiano han acogido positivamente las propuestas, aunque chocan diametralmente con los países “frugales”, formados por Países Bajos, Austria, Dinamarca y Suecia, que abogan por una creación de un fondo temporal de emergencia basado en préstamos, sin ningún tipo de mutualización de la deuda ni reformas.
Para intentar llegar a un acuerdo con las dos partes, el coste del nuevo fondo temporal no se basará en aumentar las contribuciones de los estados miembros, sino captar fondos en los mercados de capitales a partir de una emisión de deuda con largos plazos de vencimientos, a devolver a partir de 2028 o incluso 2058. Además, se propone la creación de nuevos impuestos: Una tasa a los plásticos de uso único, el sistema de comercio de emisiones, una tasa de ajuste al carbono en frontera y un impuesto a las grandes empresas. “Es justo que las empresas que se aprovechan de las ventajas del mercado único contribuyan con un impuesto”, asegura el comisario del presupuesto, Johannes Hahn.
El grueso del nuevo fondo estará destinado a la Facilidad para la Resiliencia y la Recuperación, a la que podrán acudir de forma voluntaria los Estados Miembros. Otro punto incluye instrumentos para incentivar las inversiones, garantizando la solvencia de empresas sanas y facilidad para apoyar sectores y tecnologías estratégicas, como la industria farmacéutica.
También se dedicará a reforzar la seguridad sanitaria y mejorar el mecanismo de protección civil, y se darán ayudas para apoyar a los países en la transición ecológica. Tanto el presidente de la Eurocámara, David Sassoli, como la mayoría de los grupos políticos se han mostrado satisfechos con los planes de Bruselas para el nuevo fondo de recuperación. “Estamos en un punto de inflexión para tener políticas basadas en la responsabilidad y no en la austeridad”, ha añadido.
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