Newcastle es un equipo ingles está a punto de ser comprado por el príncipe de Arabia Saudi, Mohammed bin Salman, con una fortuna de 350 millones de euros.
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Los aficionados del Newcastle, quien supo disfrutar de los goles de Alan Shearer en los años noventa, sueñan con volver a los años de gloria. La fortuna de Mohammed bin Salman, príncipe de Arabia Saudí, llega para competir con el Manchester City y el Paris Saint-Germain.
La fortuna de Mohammed bin Salman busca levantar al Newcastle
MBS se presenta a sí mismo como un reformista que ha abierto al mundo uno de los países más cerrados que existen. La compra del Newcastle se ha realizado a través de una organización pantalla para intentar quitarse del foco.
Surge otro club Estado en la Premier League.
El impacto de MBS, como se le conoce, va a ir más allá de los evidentes refuerzos que se producirán en el plano deportivo, pues se espera que el aparato mediático que busca lavar la imagen del príncipe en el mundo occidental y a la vez intente disparar a un club que no ha atravesado sus mejores años en la última década.
Mohammed bin Salman, el nuevo dueño de Newcastle, acusado de violar los derechos humanos en Arabia Saudí
Las organizaciones de derechos humanos aseguran que en Arabia Saudí no solo se vulneran los derechos de las mujeres y de las minorías étnicas, sino que también se detiene y ejecuta a los disidentes políticos. Además, bin Salman tampoco tiene de su lado a los ecologistas, pues los saudíes son los principales exportadores de petróleo en el mundo.
El momento más complicado para el joven príncipe, que apenas tiene 35 años, vino en 2018, cuando agentes saudíes asesinaron a sangre fría al periodista Jamal Khassoggi antes de despedazarle durante una visita a la embajada del país en Estambúl.
Los proyectos de Mohammed bin Salman para impulsar al Newcastle en la Premier League
Hace cinco años, sin embargo, el nuevo dueño en la sombra del Newcastle anunció un proceso reformista conocido como ‘Vision 2030’, cuyo objetivo era modernizar un país anclado en el pasado. De esta forma, está intentando, por ejemplo, que el turismo a Arabia Saudí ya no tenga por qué ser religioso y que la economía empiece a mirar más allá del crudo.
Fuera de sus fronteras, al príncipe no le ha costado mostrar su poderío económico, pues se le conoce la compra de un yate de lujo de más de 400 millones de euros, una villa francesa de 300 millones y la compra de un cuadro de Leonardo da Vinci por más de 400 millones, lo que supone el récord pagado por una obra de arte.
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