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La selección española superó 5-3 a Croacia en tiempo suplementario y saltó la valla de los octavos de final en la Eurocopa, algo que no se lograba desde la edición de 2012. Fue la revancha en forma de golazo de Álvaro Morata, renovar la confianza en el trabajo del equipo de Luis Enrique, cuyas individualidades iluminaron el desarrollo colectivo como el sol de Copenhague, en una fábula digna de Hans Christian Andersen.
España, con José Luis Gayá y Ferran Torres en el once titular, salió al campo de juego con presión alta y una circulación rápida del balón dispuesta a llevarse por delante a los subcampeones de Rusia 2018, del que solo quedan resabios liderados por la claridad de Luka Modric.
La Roja imponía su fútbol hasta que la desgracia se posó en pase atrás de Pedri hacia la pierna de Unai Simón que llevó el esférico lenta e inexorablemente hacia la línea final. Iban 20 minutos del primer tiempo y España caía 1-0. Se restableció la justicia a los 38 cuando una serie de rebotes culminó en el toque final de Pablo Sarabia para el empate.
La remontada comezó por el minuto 57 con un cabezazo perfecto de César Azpillicueta tras un centro igual de preciso de Ferrán Torres. La ventaja se estiró cuando el valenciano que juega en el Manchester City de Pep capitalizó un pase largo de Pau Torres. En el mano a mano con el arquero croata no dudó para estampar el 3-1.
Los últimos cinco minutos de Croacia en desesperación ofensiva estiraron la agonía. A los 85 apareció la gambeta de Modric dentro del área. Pase atrás y Mislav Oršić capitalizó el último rebote que sacó Simón pero con la pelota ya traspasando la línea de meta. Mario Pašalić puso la cabeza en el 92 hacia el 3-3 y desató la locura en las tribunas con camisetas a cuadros.
Ya en la prórroga, el portero Unai Simón tapó un gol seguro para los inventores de la corbata. A los pocos minutos, se desató el grito tantas veces ahogado. Dani Olmo trepó por derecha para el pase que bajó con maestría Morata y así colocar su remate en el ángulo superior izquierdo y atravesar el corazón de Croacia. La estocada final se la propinó Mikel Oyarzabal para el 5-3 definitivo.
Para disfrutar hay que saber sufrir. España se iluminó y ahora pone su armada rumbo a San Petersburgo donde tendrá un rival inesperado en los cuartos de final. Suiza se cansó de su neutralidad y dejó fuera a la favorita Francia por la via de los penaltis en otra lluvia de goles.
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