Benito Mussolini era un visitante habitual de los burdeles desde su adolescencia. A lo largo de su vida, contaba a quienes le conocían que para excitarse solía imaginar que la mujer con la que compartía la cama era una prostituta, a medida que pasaban los años y su poder crecía, también lo hacía su vida sexual y su apetito.
Las mujeres que se atrevían a resistirse a él desataban aún más su agresividad, en una carta es el propio Duce quien describe la violación de una virgen.
«‘La agarré por las escaleras, la tiré a un rincón detrás de una puerta y…’, fueron sus palabras. Además, a Mussolini no le interesaba en absoluto provocar placer en su pareja y prefería a las mujeres de las clases sociales más bajas, porque las de mayor rango le causaban temor.
Al parecer, cuando la hija del rey, la princesa María José, intentó seducirle desnudándose delante de él en un camarote del Lido de Roma, Mussolini se echó atrás.
El historiador inglés Bosworth dice que Mussolini exigía tener sexo con cuatro mujeres diferentes al día. Para elegirlos, involucró a sus colaboradores, estos últimos debían leer todas las cartas de los admiradores y luego seleccionar las que consideraban más adecuadas para satisfacer las fantasías del Duce, su preferencia solía recaer en las mujeres que ya estaban casadas.
«Claretta: la última amante de Mussolini» es la biografía de la luz roja.
«Quiero ser brutal contigo. Soy un animal salvaje». De estas frases surge con fuerza la figura del futuro Duce. Estas declaraciones pueden leerse en el libro, una especie de biografía del hombre, escrita por el historiador inglés R.J.B.
Bosworth y publicado este año por Yale University Press, en los últimos años ha sido el más conocido de los estudiosos británicos del fascismo, es responsable de una extensa monografía sobre Mussolini, en la que también ha realizado estudios sobre la biografía de Claretta.
Habla de los fascistas que odiaban a su amante, e incluso querían eliminarla cuando se presentó en Salò, gracias a las cartas, los diarios y diversos materiales, entre ellos las misivas de Mussolini escritas durante los días de Salò, el autor ha llegado a algunos detalles verdaderamente vergonzosos. Han surgido muchos datos nuevos sobre el harén de Mussolini, las alcobas, las amantes y su predisposición a la brutalidad sexual.
Así lo revelan también los extractos publicados por el Daily Mail.
Gracias también a los diarios de Claretta Petacci, descubrimos toda una nueva faceta del Duce, de la que emerge un hombre obsesionado por el sexo e insaciable. Para él, tener sexo era como violar, el acto en sí no duraba más de cinco minutos. Mussolini confesó a su amante que no podía mantener el control, le preguntó: «¿Por qué mi amor se expresa con tanta violencia?», ella respondió: «Mi gran amor, eras tan agresivo como un león, violento y poderoso». Tras regresar de su luna de miel, Claretta Petacci corrió hacia el hombre, la relación entre ambos sería tan violenta que le dejaría marcas de dientes en el hombro y en la oreja.
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