Los criadores empezaron a cruzar bulldogs y terriers. Así nació el primer pitbull, una combinación perfecta de agilidad, velocidad, tenacidad y fuerza.
Cuando hablamos del pitbull americano, o simplemente pitbull, siempre nos viene a la mente la típica idea del perro agresivo y feroz. Sin duda, esto se debe a su fama de perro de pelea, característica por la que en el pasado se valoraba esta raza.
Pero, ¿sabía usted que la mayoría de las personas que conocen al pitbull hoy en día, y entienden su temperamento, lo describen como un tonto o payaso natural?
¿Cuál es el origen del Pitbull?
Si bien es cierto que su origen estuvo ligado al mundo de las peleas y las apuestas clandestinas, poco a poco la raza fue evolucionando hasta convertirse en un perro de granja y, posteriormente, en un perro de compañía o mascota.
¿Cómo y dónde nació la raza pit bull?
Para empezar, «pit bull» no es el nombre de una raza concreta, sino el término utilizado para englobar a un grupo de razas con características similares. Suele incluir a perros como el american pitbull terrier, el american staffordshire terrier (amstaff), el staffordshire bull terrier, y a veces el bull terrier, el american bully y el american bulldog.
El origen de los pitbulls se remonta a principios del siglo XIX y se sitúa en diferentes regiones de Inglaterra, Irlanda y Escocia. Estos perros fueron criados a partir del antiguo bulldog inglés, una raza que en aquella época había ganado popularidad en un deporte de sangre conocido como «bull baiting».
El bull baiting, que consistía en atar a un toro para que uno o dos bulldogs lo acosaran durante horas hasta que se desplomara, se prohibió en 1835. Esto dio lugar a la aparición de otros deportes ilegales más fáciles de ocultar, como la caza de ratas y las peleas de perros.
Estas actividades requerían más agilidad y destreza del perro, de ahí que los criadores empezaran a cruzar bulldogs y terriers. Así nació el primer pitbull, una combinación perfecta de agilidad, velocidad, tenacidad y fuerza.
Estos mismos rasgos lo convirtieron en el perro perfecto para las competiciones de sangre clandestinas, en las que debían enfrentarse a otros perros y demostrar toda su potencia.
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