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Los cementerios son sin duda lugares donde se respira espiritualidad independientemente de las religiones, creencias, costumbres y tradiciones. Por este motivo, pero no sólo, visitar los cementerios de las ciudades y países en los que nos encontramos puede ser una experiencia realmente evocadora.
Estos lugares revelan muchas cosas sobre el pueblo y la gente, la mentalidad y la civilización sobre la que se construye la vida. Parece una paradoja, pero sólo lo es en la superficie. También suena macabro, pero de nuevo es sólo en apariencia.
Se trata de uno de los mayores cementerios rodeados de naturaleza. El cementerio de Londres ha sido incluido en el Registro de Parques y Jardines de Interés Histórico por el Patrimonio Inglés.
Inaugurado en 1839, hoy es un verdadero museo al aire libre. El cementerio alberga las tumbas de Karl Marx, George Eliot y Michael Faraday, entre otros.
Se fundó en 1439 y se encuentra en el barrio judío de Praga. Es una de las más famosas de su tipo en toda Europa. Su principal característica es la presencia de tumbas superpuestas. La falta de espacio se debía a que el cementerio no podía ampliarse más allá del perímetro existente.
Por ello, hoy las tumbas alcanzan hasta 9 capas. Hoy hay unas doce mil lápidas, pero los judíos enterrados allí podrían ser más de cien mil. La tumba más antigua es la de Avigdor Kara, de 1439. El más famoso es el del rabino Löw.
Se llama Al-Qarāfa y aquí los muertos conviven literalmente con los vivos. Cerca de un millón de egipcios viven entre las tumbas de los muertos. Las tumbas se encuentran insertadas en los patios entre los edificios o entrelazadas con los edificios circundantes. O incluso en una extensión de terreno funerario. Es una auténtica necrópolis, rica en arte y monumentos de importancia histórica, pero igualmente llena de pobreza.
Es el primer y mayor cementerio civil de París. Fue diseñado a principios del siglo XIX por Alexandre-Théodore Brongniart. Entre los personajes más famosos enterrados aquí están Abelardo y Heloísa, Savinien Cyrano de Bergerac, Molière, Jean de La Fontaine, Oscar Wilde, Marcel Proust, Michel Petrucciani. En Montmatre hay un cementerio más pequeño y menos famoso, pero igual de impresionante y con huéspedes igualmente interesantes.
Este cementerio se encuentra en Săpânţa y cuenta con tumbas pintadas con escenas de la vida de la persona allí enterrada. A menudo, estas escenas son también irónicas, acompañadas de una poesía de tono humorístico. Todo ello está relacionado con la cultura de los antiguos dacios, que consideraban la muerte como un momento de alegría, ya que el difunto pasaba a una vida mejor.
Este cementerio, situado justo detrás de la pirámide Cestia, nació a principios del siglo XVII. En aquella época, las normas de la Iglesia católica prohibían enterrar en tierra consagrada a los no católicos. Por esta razón, los protestantes, los judíos, los ortodoxos y los suicidas eran enterrados fuera de las murallas, por la noche, para evitar expresiones de fanatismo religioso. Las tumbas más famosas que se pueden encontrar son las de John Keats, Percy Bysshe Shelley, Antonio Gramsci y Carlo Emilio Gadda.
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