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Hoy, 23 de octubre, se estrena en Amazon Prime la secuela de la escandalosa película de Sacha Baron Cohen, Borat. En el año 2006 el mundo conoció a Borat, un periodista de Kazajistán creado por el humorista, quien llega a Estados Unidos y por medio de la comedia pone el dedo en la llaga mientras aprende del «mejor país del mundo».
Sacha Baron Cohen había creado este personaje en el 2000 para su programa Da Ali G Show; sin embargo, fue cuando saltó a la pantalla grande que el personaje llegó a ser un fenómeno mundial.
Borat fue una bomba taquillera, con un humor irreverente desafiando todas las líneas establecidas entre lo permitido y lo decente, llegó a todas partes del mundo generando una ola de seguimiento y casi de culto, demostrando que el humor no tiene límites. Ahora, con como ha ido este año desde un punto de vista tanto político como social en Estados Unidos, es muy propio que salga la secuela de esta película para tocar todos esos temas álgidos del 2020 con su humor característico.
Cuando Borat se estrenó en el 2006, fue durante la administración de Bush, y el cómico aprovecho para atacar al presidente republicano desde todos lo ángulos por media de la comedia sin filtros que goza el personaje. Por lo tanto, tiene todo el sentido que Borat vuelva durante la administración de Trump, sin duda una de las grandes calamidades para la Casa Blanca y Estados Unidos en el siglo XXI. Y es que el humorista lo deja claro, pues, en su mensaje final, le pide a la gente que vaya a votar para dejar en el olvido estos lamentables cuatro años de Trump.
Para esta secuela, Baron Cohen ha ideado una nueva historia donde el periodista tiene que entregar un regalo al vicepresidente Mike Pence para que le perdonen en Kazajistán. Al final, tendrá que entregar a su propia hija como dote. Por esta misma razón, el personaje tiene que recorrer EEUU, empezando por Texas, donde retrata a todos los republicanos alborotados que encuentra en su camino. Aunque también dirige su humor para los demócratas, son los seguidores de Trump y los de extrema derecha los que se llevan casi todos sus comentarios y pullas directas.
Dentro de su estilo de falso documental, con cámara al hombro generando un efecto real para la gente, esta vez Borat vuelve a hacer las preguntas más ardientes y busca nuevas víctimas. Entre ellas está, por supuesto, el vicepresidente Mike Pence, a quien llama Mike Pennis (Pike Pene). En una escena vemos como Borat llega a un discurso del republicano disfrazado como Trump, con una mujer a sus espaldas y diciendo que tenía un regalos para el vicepresidente. Por supuesto, es arrastrado por las autoridades fuera del recinto.
Sin embargo, este no es el peor de los casos, pues si alguien sale mal parado es Rudy Giuiliani, abogado de Trump y ex-alcalde de Nueva York, al que engañan para que de una entrevista a una periodista que no es más que un engaño del filme. Giuliani termina demostrando querer intimar con ella de una forma machista y burda, sin saber que todo esta siendo grabado. Estas imágenes, sin duda, pueden hacer mucho daño a los republicanos.
Además, en medio del rodaje, llegó el coronavirus, la pandemia que ha definido el 2020 y que ha tenido un impacto inconmensurable en Estados Unidos. Al verse justo entre la espada y la pared, Baron Cohen decidió introducir este factor en la película, tanto que hasta pasa varios días en la casa de dos republicanos en plena época de confinamiento. Juntos, fueron a manifestaciones contra el encierro y exploran los ideales de estos personajes extremistas que aseguran que los demócratas son peores que el virus, entre otras cosas.
En el momento en que Borat se estrenó, nadie podía predecir el éxito que llegaría a tener. El humor característico de la película le ganó tal reputación que no solo tuvo críticas, sino también denuncias, amenazas y hasta premios. Tanto fue el auge, que hasta hubo mucha gente que pensaba que el personaje era real, debido a la forma de documental como la película esta grabada.
Esta película no solo tuvo un impacto en su público sino que también generó una fortuna. Como tal, la película costó 18 millones de dólares y recaudó 128 millones de dólares en EEUU y otros 134 en el resto del mundo. Además, Baron Cohen ganó el Globo de Oro al Mejor actor de comedia y una nominación al Oscar al Mejor guion adaptado. A eso se le suma que la película ha conseguido una base de seguidores sólida y nos ha dejado momentos inolvidables como ese bañador verde fosforito que ha alimentado casi todas las despedidas de soltero posteriores.
Sin duda, esta secuela es una de las más esperadas y estamos seguros que Sacha Baron Cohen va a volver recargado, con una comedia que es más bestia, más incómoda, más irreverente, más incorrecta y más todo que su predecesora. Sin pelos en la lengua y saltándose todas las convenciones y formalismos, esta película muestra que el límite del humor está donde uno lo ponga.
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