La película 'La primera escuela' aborda la lucha de una maestra en un entorno hostil y sus implicaciones sociales.

Temas cubiertos
La película ‘La primera escuela’, dirigida por Éric Besnard, se sitúa en la Francia de 1889, un periodo marcado por la III República y la lucha por la educación pública. La historia sigue a Louise Violet, interpretada por la talentosa Alexandra Lamy, quien es enviada a una remota campiña francesa para enseñar a los niños.
A pesar de que la educación es obligatoria y gratuita, Louise se enfrenta a una dura realidad: los niños son considerados mano de obra y sus padres prefieren que trabajen en el campo en lugar de asistir a la escuela.
El conflicto entre tradición y modernidad
Louise, una mujer de ciudad y de ideas progresistas, se encuentra en un entorno donde las tradiciones son fuertes y la figura femenina es vista con desconfianza. La película explora cómo su llegada altera la dinámica familiar y social del pueblo. Besnard destaca que no hay personajes malvados, sino diferentes lógicas que chocan. Para los campesinos, la escuela representa el final de una era agrícola y el inicio de un éxodo rural que transformará la vida de sus hijos, llevándolos a convertirse en obreros o soldados.
La lucha por la educación y la igualdad
A lo largo de la trama, Louise se convierte en un símbolo de la lucha por la educación y la igualdad de género. A pesar de sus propios traumas y de ser vista como una intrusa, su determinación por enseñar y empoderar a los niños es inquebrantable. La película plantea preguntas sobre el papel de la educación en la sociedad y cómo esta puede ser una herramienta de liberación. Louise enseña a sus alumnos a soñar en grande, a aspirar a ser científicos o artistas, desafiando las expectativas de su entorno. Sin embargo, se enfrenta a la dura realidad de que algunos niños prefieren seguir el camino tradicional de sus padres.
Reflexiones sobre la educación actual
En una conversación sobre la película, Besnard reflexiona sobre los desafíos contemporáneos de la educación, como la influencia de la tecnología y la desinformación. La llegada de los teléfonos móviles a las aulas ha cambiado la forma en que los jóvenes acceden a la información, lo que plantea un nuevo reto para los educadores. La película, aunque ambientada en el pasado, resuena con las preocupaciones actuales sobre la calidad de la educación y la necesidad de enseñar a los estudiantes a discernir la verdad en un mundo saturado de información.