Un recorrido por la vida del papa Francisco y su amor por el fútbol argentino

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La vida de Jorge Mario Bergoglio
Jorge Mario Bergoglio, conocido como el papa Francisco, falleció a los 88 años tras una larga convalecencia por una infección respiratoria. Su vida estuvo marcada por un profundo compromiso con la fe y la comunidad, pero también por una pasión que lo acompañó desde su infancia: el fútbol.
Nacido en Buenos Aires, Bergoglio fue el primer pontífice latinoamericano y siempre mostró un cariño especial por el Club Atlético San Lorenzo de Almagro, equipo del que fue hincha desde pequeño.
San Lorenzo: un club con historia
El San Lorenzo de Almagro no es solo un club de fútbol; su historia está entrelazada con la comunidad y la iglesia.
Fundado en 1908 por el sacerdote Lorenzo Massa, el club nació como una iniciativa para atraer a jóvenes a la misa a través del deporte. Este origen eclesiástico le dio un carácter especial que resonó profundamente en Bergoglio, quien creció asistiendo a los partidos en el antiguo Gasómetro de Avenida La Plata, donde su padre jugaba baloncesto.
El vínculo del papa Francisco con el fútbol
El amor del papa Francisco por el San Lorenzo fue evidente a lo largo de su vida. En varias ocasiones, expresó su orgullo por ser hincha del club y recordó con nostalgia los momentos vividos en el estadio. Durante su papado, el club le rindió homenaje en múltiples ocasiones, destacando su elección como papa en 2013, cuando los jugadores lucieron camisetas con su imagen. Además, el equipo celebró su victoria en la Copa Libertadores en 2014 llevando el trofeo a Roma para compartirlo con su ilustre hincha.
Un legado que trasciende el deporte
El papa Francisco no solo dejó un legado espiritual, sino que también se convirtió en un símbolo de unidad y pasión por el deporte en Argentina. Su conexión con el San Lorenzo representa un vínculo entre la fe y el fútbol, mostrando cómo el deporte puede ser un vehículo para la comunidad y la identidad cultural. A través de su amor por el fútbol, Bergoglio inspiró a muchos a encontrar alegría y esperanza en la vida cotidiana, recordando que, a pesar de las adversidades, siempre hay espacio para la pasión y la celebración.