Las lluvias y el clima inestable marcan las festividades de este año en la Península.

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Un marzo histórico y sus consecuencias
El mes de marzo ha sido testigo de precipitaciones copiosas en toda la Península, lo que ha generado un ambiente de incertidumbre de cara a las festividades de Semana Santa, que se celebrarán del 13 al 21 de abril.
Los meteorólogos advierten que, aunque es complicado predecir con exactitud el clima de esos días, las lluvias podrían volver a ser protagonistas. Este año, un posible bloqueo anticiclónico en latitudes altas de Europa podría facilitar la llegada de borrascas y chubascos a España, según el meteorólogo Samuel Biener.
Condiciones climáticas inestables
Las proyecciones actuales sugieren que la Semana Santa podría estar marcada por una situación climática inestable, similar a la experimentada en marzo. Biener explica que es probable que se formen anticiclones de bloqueo en Groenlandia e Islandia, lo que podría resultar en descuelgues de aire frío hacia la Península. Esto implica que, aunque no se espera lluvia constante, la tendencia general apunta a un clima variable con chubascos y tormentas en diversas regiones de España.
Temperaturas y fenómenos extremos
En cuanto a las temperaturas, se anticipa que la semana del 13 al 20 de abril presente máximas que rondan los 22-24 grados en regiones como Andalucía y Canarias, mientras que las zonas montañosas experimentarán registros más bajos. Sin embargo, el climatólogo Francisco Martín León advierte que el calentamiento global está provocando un aumento en la frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos, lo que podría transformar la Semana Santa en un periodo de alta variabilidad climática, donde se alternen episodios de lluvias intensas con olas de calor.
El futuro del clima en España
Los expertos coinciden en que las festividades de Semana Santa en los próximos años no solo se verán afectadas por la posibilidad de lluvia o buen tiempo, sino también por la creciente ocurrencia de fenómenos extremos. La atmósfera y los océanos se están calentando, lo que está llevando a un nuevo clima en España, caracterizado por olas de calor y lluvias extremas. Este cambio climático plantea desafíos significativos para la planificación de eventos al aire libre y la agricultura, así como para la salud pública, debido al aumento de alergias y riesgos de incendios forestales.