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Desalojo en Vallcarca: un paso hacia la recuperación urbana en Barcelona

El Ayuntamiento de Barcelona inicia el proceso de desalojo en Vallcarca para recuperar espacios públicos.

Immagine del desalojo a Vallcarca, Barcelona
Il desalojo a Vallcarca segna un'importante fase di recupero urbano a Barcellona.

El contexto del asentamiento en Vallcarca

El barrio de Vallcarca, ubicado en la parte alta de Barcelona, ha sido testigo de un crecimiento descontrolado de asentamientos informales durante los últimos 15 años. Este fenómeno ha generado una serie de tensiones sociales y urbanísticas que han llevado al Ayuntamiento a tomar medidas drásticas.

Recientemente, el alcalde Jaume Collboni anunció el inicio de los procesos administrativos para desalojar un gran asentamiento y otros tres inmuebles ocupados en la zona. Según los servicios sociales del Ayuntamiento, alrededor de 30 personas, incluyendo niños, residen en estas condiciones, muchas de ellas de origen gitano rumano y dedicadas a la recolección de chatarra.

Los desafíos del desalojo y la recuperación del barrio

La teniente de alcalde Laia Bonet ha señalado que los procedimientos de desalojo se llevarán a cabo en colaboración con los servicios sociales, aunque se anticipa que este proceso tomará varios meses. La situación actual ha sido descrita como un problema enquistado que representa un riesgo para la comunidad. La presión vecinal ha aumentado, especialmente después de que la comisión municipal de Seguridad aprobara una proposición para desalojar el asentamiento “sin más dilación”. Sin embargo, el alcalde matizó que el desalojo no es inminente, lo que ha generado incertidumbre entre los residentes y los vecinos.

La transformación urbanística de Vallcarca

El Ayuntamiento tiene planes ambiciosos para transformar Vallcarca, que incluyen la creación de un nuevo parque y la construcción de más de 600 viviendas, de las cuales un 40% serán protegidas. Sin embargo, la historia de este barrio está marcada por la inacción y los retrasos en los proyectos urbanísticos, como la controvertida Rambla Verde, que fue aprobada en 2002 pero que nunca se materializó. La teniente de alcalde ha enfatizado la necesidad de reanudar estos planes, destacando que la transformación es más necesaria que nunca después de dos décadas de abandono. A pesar de las promesas, muchos vecinos se muestran escépticos y temen que la Rambla Verde impulse la gentrificación, transformando su barrio en una extensión de Vila de Gràcia.

La polarización de la comunidad

La situación en Vallcarca ha polarizado a los vecinos. Algunos defienden a las familias que viven en el asentamiento, argumentando que han sido víctimas de la falta de atención del Ayuntamiento, mientras que otros están cansados de la presencia de ocupaciones y consideran que el asentamiento se ha convertido en un centro logístico de chatarra. Esta división ha complicado aún más la recuperación del barrio, ya que los residentes tienen opiniones muy diferentes sobre cómo debería abordarse la situación. A pesar de la tensión, los servicios sociales estiman que solo unas 15 personas viven de manera regular en el asentamiento, lo que plantea preguntas sobre la viabilidad de los planes de desalojo y recuperación.

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