Una historia inspiradora de resiliencia y amor por la navegación en medio de la adversidad.

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Un viaje hacia la libertad
Ima Sanchís, una valiente navegante, ha enfrentado desafíos inimaginables debido al síndrome de Ehlers-Danlos, una enfermedad que afecta sus articulaciones y que no tiene cura. A pesar de haber pasado por nueve operaciones y de lidiar con un dolor constante, su amor por el mar la ha llevado a realizar hazañas extraordinarias.
Con su barco, el Tara Tari, un pequeño pesquero de 9 metros construido en Bangladesh, ha cruzado el Atlántico y ha vivido en el mar durante más de diez años. Para ella, navegar no es solo una actividad, sino un reencuentro con su esencia y su lugar en el mundo.
La conexión con la naturaleza
La historia de Ima es un testimonio de cómo la naturaleza puede ser un refugio y una fuente de sanación. Desde su primer viaje en solitario a los 23 años, donde atravesó los Andes, hasta su travesía actual, ha aprendido a apreciar la libertad que ofrece el mar. «Cuando viajas lentamente, ves cosas que no verías de otra manera», dice. Esta conexión profunda con el entorno la ha llevado a descubrir un mundo lleno de belleza y simplicidad, donde cada momento se convierte en un tesoro invaluable.
Superando adversidades
A pesar de las dificultades físicas que enfrenta, Ima ha encontrado en el cuidado de su barco una forma de autocuidado. «Cuidándolo a él me estaba cuidando a mí», reflexiona. En tres meses, logró restaurar el Tara Tari y zarpar en 2011, sintiéndose feliz y capaz de manejar su pequeño barco. Su travesía no solo ha sido un desafío físico, sino también un viaje interior que le ha permitido conocerse mejor y conectar con otros seres vivos, ya sean peces, aves o personas.
Un compromiso con la vida
Ima comparte su experiencia a través de charlas, inspirando a otros a encontrar su propio camino. «Recibo mensajes de personas que me agradecen porque lo que explico les ayuda», comenta. Su compromiso es ser honesta consigo misma y con los demás, reconociendo que no todo es posible, pero siempre hay opciones. La sabiduría que ha adquirido en sus años de navegación la ha llevado a entender que la vida es un constante aprendizaje, donde cada desafío trae consigo nuevas preguntas y oportunidades de crecimiento.
La paz del mar
Para Ima, el mar representa paz y tranquilidad. A través de su travesía, ha encontrado un propósito: conocer el corazón del mundo y la interconexión con todo lo vivo. «Siento que soy un átomo entre los átomos», dice, reflejando su profunda conexión con la naturaleza. En un mundo que a menudo parece caótico, su historia es un recordatorio de que la simplicidad y la conexión con el entorno pueden ofrecer una vida plena y significativa.