El espectáculo del descanso de la Super Bowl se convierte en un hito musical con Kendrick Lamar y SZA.

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Un evento musical de gran magnitud
El espectáculo del descanso de la Super Bowl es uno de los eventos más esperados en el calendario musical de Estados Unidos. Cada año, millones de espectadores se sientan frente a sus pantallas para disfrutar de actuaciones memorables que marcan tendencias culturales.
En 2025, Kendrick Lamar fue el artista principal, llevando su talento a un escenario que atrae a más de 130 millones de personas a nivel mundial. Este evento no solo es una plataforma para los artistas, sino también un reflejo de la cultura contemporánea.
Kendrick Lamar: un regreso triunfal
Kendrick Lamar sorprendió a la audiencia al abrir el show con una canción inédita, capturando la atención de todos desde el primer momento. A medida que avanzaba su actuación, el rapero interpretó algunos de sus temas más icónicos, como «Humble» y «DNA», que resonaron con el público. La energía en el estadio era palpable, y cada verso parecía conectar con los corazones de los fanáticos. La aparición de Samuel L. Jackson, vestido como el Tío Sam, añadió un toque de humor y patriotismo al espectáculo, creando un ambiente festivo que celebraba la diversidad cultural de Estados Unidos.
SZA y el poder femenino en el escenario
La participación de SZA fue otro de los momentos destacados de la noche. Con su interpretación de «All The Stars», la cantante se adueñó del escenario, mostrando su impresionante vocalización y carisma. Su actuación no solo fue un homenaje a la música, sino también un símbolo del empoderamiento femenino en la industria. La culminación de su actuación con «Not Like Us» dejó a la audiencia pidiendo más, y su presencia en el escenario fue un recordatorio de que la música tiene el poder de unir a las personas.
Controversias y momentos inesperados
Sin embargo, el espectáculo no estuvo exento de controversias. Kendrick Lamar, conocido por su estilo provocador, no dudó en abordar temas delicados durante su actuación. Su crítica a Drake, aunque suavizada para el evento, generó murmullos entre los espectadores. Además, un momento inesperado ocurrió cuando un espontáneo invadió el escenario con banderas de Palestina y Sudán, lo que provocó una mezcla de reacciones en el público. A pesar de estos incidentes, la retransmisión oficial se centró en la actuación de Serena Williams, quien realizó un polémico baile conocido como Crip Walk, un movimiento que ha sido parte de su estilo personal durante años.