Más de mil personas se movilizan para evitar el desalojo de Josep, un inquilino de 20 años.
Temas cubiertos
Una movilización histórica en el Eixample
Este viernes por la mañana, más de un millar de personas se congregaron frente a la Casa Orsola, en el Eixample de Barcelona, para intentar evitar el desahucio de Josep, un vecino que ha residido en el inmueble durante más de 20 años.
La confluencia de las calles Calabria y Consell de Cent se convirtió en el epicentro de una protesta que busca visibilizar la problemática de los desahucios en la ciudad.
El apoyo de la comunidad y la resistencia vecinal
Desde poco después de las nueve de la mañana, los vehículos que pasaban por la zona hacían sonar sus cláxones en señal de apoyo a la movilización.
La comitiva judicial estaba prevista para llegar a la finca a las horas, pero desde el Sindicat de Llogateres, los organizadores confiaban en que la masiva asistencia haría imposible la ejecución del desalojo. Esta movilización se enmarca en una serie de protestas que han tenido lugar en los últimos días, donde se han realizado maratones de actividades culturales y discursos para concienciar sobre la situación de los inquilinos.
La historia detrás del desahucio
La situación de Josep y otros inquilinos se remonta a diciembre de 2021, cuando el fondo Lioness Inversiones adquirió el edificio, que alberga 27 viviendas. Los inquilinos recibieron la notificación de que no se les renovaría el contrato de alquiler, lo que generó una ola de incertidumbre y preocupación. Muchos vecinos decidieron organizarse a través del sindicato, buscando una negociación colectiva que la propiedad se negó a aceptar. Mientras algunos inquilinos optaron por abandonar sus hogares, Josep se convirtió en el primero en enfrentarse a un juicio entre los cinco demandados.
Un símbolo de resistencia contra la especulación
La Casa Orsola ha evolucionado hasta convertirse en un símbolo de la lucha vecinal contra la especulación inmobiliaria en Barcelona. Carme Arcarazo, portavoz del Sindicat de Llogateres, destacó que los vecinos han decidido no rendirse y luchar juntos por sus derechos. “Es un momento histórico, nos jugamos la ciudad y el país”, afirmó, subrayando la importancia de esta lucha no solo para los inquilinos de la Casa Orsola, sino para todos los afectados por la crisis de vivienda en la capital catalana.