El incremento de precios en enero refleja la situación económica actual en España.
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Contexto económico actual
El inicio del año 2025 ha traído consigo un aumento notable de la inflación en España, alcanzando un 3% en enero. Este incremento, que representa un aumento de dos décimas respecto al mes anterior, se debe principalmente a la subida de los precios de la energía, especialmente de las gasolinas y la electricidad.
La cotización del petróleo ha influido directamente en el costo de los combustibles, lo que a su vez ha repercutido en el precio de otros productos y servicios.
Impacto de las políticas fiscales
Una de las causas del aumento de la inflación es el fin de las rebajas fiscales en el IVA de los alimentos y la electricidad, que volvieron a la normalidad el 1 de enero.
Los alimentos básicos, como el aceite de oliva, han visto un incremento del IVA al 4%, mientras que el gravamen de la electricidad se ha situado en un 21%. Estas medidas fiscales han contribuido a que los precios de los productos esenciales aumenten, afectando directamente el poder adquisitivo de los consumidores.
Inflación subyacente y su relevancia
A pesar del aumento general de la inflación, la inflación subyacente, que excluye los precios de la energía y los alimentos frescos, ha mostrado una moderación, situándose en un 2,4%. Este dato es considerado un indicador más fiable de las tendencias de fondo de los precios, sugiriendo que, aunque hay presiones inflacionarias, hay señales de estabilidad en otros sectores de la economía. Esta moderación es vista como una buena señal por los analistas, quienes esperan que la economía pueda estabilizarse en los próximos meses.
Perspectivas para el futuro
El año 2024 cerró con una inflación media del 2,8%, la más baja en cuatro años, lo que sugiere que la economía española ha estado en un proceso de ajuste. Sin embargo, el aumento de la inflación en enero podría ser un indicativo de que la recuperación económica aún enfrenta desafíos. La combinación de un crecimiento robusto del PIB del 3,2% y la creación de 486.000 nuevos puestos de trabajo en el último año, junto con el descenso del desempleo por debajo del 11%, son factores que podrían influir en la dirección futura de la inflación.
