El corredor mediterráneo avanza con inversiones significativas, pero enfrenta retos críticos.
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El estado actual del corredor mediterráneo
El corredor mediterráneo, una de las infraestructuras más ambiciosas de España, está diseñado para conectar el puerto de Algeciras con el resto de Europa a través de una red ferroviaria que bordea el litoral.
A pesar de los avances significativos en la construcción, el proyecto enfrenta múltiples desafíos que amenazan su finalización en los plazos previstos. Según el comisionado del Gobierno para el corredor, Josep Vicent Boira, el 100% de los 1.800 kilómetros de trazado están planificados, con un 80% en obras o ya finalizadas.
Sin embargo, la realidad es que muchos tramos aún presentan dificultades que podrían retrasar su culminación hasta 2030.
Inversiones y progreso en la construcción
Desde 2018, el Gobierno español ha invertido más de 7.000 millones de euros en el desarrollo del corredor mediterráneo, con 1.280 millones destinados solo para 2024. Estas inversiones han permitido avances en la alta velocidad ferroviaria hacia ciudades como Granada y Murcia, así como la construcción de variantes clave en el trazado. Sin embargo, el progreso no es uniforme, y existen tramos donde las dificultades persisten, como el túnel pasante de València y la conexión con los puertos de Sagunt y Alicante. La construcción de la nueva factoría de PowerCo en Sagunt, destinada a la fabricación de baterías eléctricas, también resalta la importancia de esta infraestructura para el desarrollo económico regional.
El obstáculo del “tapón francés”
A pesar de los avances en España, el principal desafío radica en el llamado “tapón francés”, que se encuentra entre Perpiñán y Montpellier. Este tramo no está adaptado para la alta velocidad y limita la capacidad de tráfico de mercancías. La situación se complica aún más con la intención del gobierno francés de priorizar el eje Marsella-Lyon, lo que podría retrasar la conexión con España hasta 2044. La falta de una solución política a este problema podría significar que, aunque el corredor esté finalizado en España, su funcionalidad se vea severamente limitada por la actitud francesa.
El papel de la Unión Europea y el futuro del corredor
La solución al “tapón” francés no solo depende de las decisiones nacionales, sino que también involucra a la Unión Europea, que puede jugar un papel crucial en la agilización de las obras. Recientemente, el grupo socialista en el Parlamento Europeo ha comenzado a presionar para resolver esta situación. Si no se logra una solución en los próximos años, el corredor mediterráneo podría convertirse en una infraestructura subutilizada, incapaz de cumplir con su potencial de conectar España con el resto de Europa. Además, el desarrollo del corredor cantábrico-mediterráneo, que conecta diversas comunidades autónomas, podría ser un impulso significativo para el crecimiento económico del país.