Miles de valencianos se movilizan para reclamar justicia y responsabilidad política.
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La voz de los agricultores en Valencia
Hoy, Valencia se ha convertido en el epicentro de una manifestación masiva donde miles de ciudadanos han salido a las calles para exigir la dimisión del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón. La protesta, que ha comenzado en la plaza de San Agustín, ha sido encabezada por siete tractores, símbolo de la lucha de los agricultores que, hace dos meses, ayudaron a limpiar las calles tras el devastador desastre causado por la DANA que afectó a 78 municipios.
Con gritos de “Mazón dimissió”, los manifestantes han expresado su descontento con la gestión del gobierno ante la crisis.
La manifestación de hoy es la tercera que se realiza desde el 29 de octubre, y se enmarca en un contexto de creciente descontento social.
La primera convocatoria reunió a 130.000 personas, y la segunda, a 100.000, según datos de la Delegación del Gobierno. Los participantes no solo exigen la dimisión de Mazón, sino también un cambio en la forma en que se gestionan las crisis climáticas y sociales en la Comunidad Valenciana. “Volveremos a llenar las calles para hacer sentir nuestras demandas por un País Valencià más justo, seguro y preparado”, afirman los organizadores.
Un recorrido simbólico
El recorrido de la manifestación de hoy es significativo, ya que no finalizará en los edificios institucionales, sino que concluirá en la plaza de América, un lugar que simboliza la unión y la resistencia de los valencianos. Este trayecto ha sido diseñado para sortear puntos neurálgicos de la ciudad, donde se congregan turistas y compradores, lo que aumenta la visibilidad de la protesta. La participación de 200 entidades cívicas y sociales respalda la convocatoria, mostrando un frente unido en la lucha por la justicia y la responsabilidad política.
Reacciones y consecuencias
La gestión de Mazón durante la crisis de las inundaciones ha sido objeto de críticas severas, especialmente tras la revelación de que había estado en una comida con la periodista Maribel Vilaplana mientras la población sufría. Este hecho ha alimentado el descontento y ha llevado a los manifestantes a expresar su indignación a través de pancartas y consignas. La situación ha escalado a tal punto que en manifestaciones anteriores se registraron agresiones al patrimonio, lo que ha llevado a las autoridades a limitar el acceso en eventos posteriores.