Un recorrido por la historia y la relevancia del Canto de la Sibila en la Navidad barcelonesa.
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Un rito milenario en la catedral de Barcelona
El Canto de la Sibila es una de las tradiciones más emblemáticas de la Navidad en Barcelona. Este ritual, que combina música y espiritualidad, se ha convertido en un evento esperado por locales y turistas.
Desde su restauración en 2009, la catedral de Barcelona ha sido el escenario principal donde se revive esta ceremonia, atrayendo a cientos de personas cada año. La Sibila, interpretada por la mezzo Mariona Llobera, es la figura central de este drama sacro que, a través de su canto, anuncia el fin del mundo y el Juicio Final.
La historia detrás del Canto de la Sibila
El Canto de la Sibila tiene sus raíces en la Edad Media, cuando se interpretaba en las iglesias como una forma de transmitir mensajes proféticos. Originalmente, la Sibila era una sacerdotisa pagana que anunciaba oráculos, pero con el tiempo, su papel fue adaptado por el cristianismo. En 1575, el Concilio de Trento prohibió su representación, considerándola un rito pagano. Sin embargo, esta tradición fue recuperada en 2006 gracias al coro catedralicio Francesc Valls, que ha trabajado para mantener viva esta herencia cultural.
La experiencia del canto en la actualidad
Durante la ceremonia, la Sibila, vestida con un traje que recrea la indumentaria del siglo XVI, realiza un recorrido por la catedral, acompañada de dos acólitos. Su canto, que se basa en una partitura original del siglo XVI, resuena en el templo, creando una atmósfera mágica. Este año, el compositor Salvador Brotons ha añadido un nuevo fragmento a la obra, que se caracteriza por su dualidad: una parte más lenta que evoca la tradición medieval y otra más dinámica y contemporánea.
Un patrimonio de la humanidad
En 2010, el Canto de la Sibila fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, lo que subraya su importancia no solo en Barcelona, sino en toda la cultura mediterránea. Este canto se escucha también en otras localidades, como en las iglesias de Mallorca y en varias catedrales catalanas, donde la tradición ha perdurado a lo largo de los siglos. La celebración del Canto de la Sibila no solo es un evento musical, sino una conexión profunda con la historia y la espiritualidad que define la identidad cultural de la región.
