La icónica galería de arte de Barcelona cierra sus puertas tras 45 años de historia.
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Un cierre inesperado en el mundo del arte
La Sala Dalmau, un emblemático espacio dedicado al arte en Barcelona, ha anunciado su cierre tras 45 años de actividad. Fundada por Francesc Draper, la galería se ha convertido en un referente para las vanguardias históricas catalanas, albergando obras de artistas que han dejado una huella indeleble en la historia del arte.
Mariana Draper, actual directora y heredera de la galería, ha compartido que la decisión de cerrar no fue fácil, pero se tomó con la intención de celebrar un ciclo completo de su historia.
Un legado artístico que perdura
Desde su inauguración en 1979, la Sala Dalmau ha sido un espacio donde se han rescatado y promovido artistas que, tras la Guerra Civil, habían caído en el olvido. La galería ha sido testigo de la evolución del arte contemporáneo y ha jugado un papel crucial en la recuperación de la memoria histórica del arte catalán. Artistas como Joaquim Torres-García, cuyo 150 aniversario se celebró con una retrospectiva, han sido parte fundamental de su programación. Mariana destaca que, a pesar del cierre, el legado de la galería permanecerá vivo en colecciones privadas y museos de todo el país.
La despedida de un espacio querido
La noticia del cierre ha causado una profunda tristeza entre los artistas y el público que ha frecuentado la galería. Muchos han expresado su pesar y han querido dejar un último recuerdo de su paso por la Sala Dalmau. Mariana menciona que han recibido flores y bombones de clientes que desean despedirse de este icónico lugar. La conexión emocional que se ha creado a lo largo de los años entre la galería y sus visitantes es palpable, y la despedida se siente como la pérdida de un amigo querido.
El futuro del local
A pesar del cierre, el futuro del local donde se ubica la Sala Dalmau es incierto. Mariana ha indicado que hay interés por parte de nuevos inquilinos, pero han establecido condiciones para preservar la esencia del lugar, como mantener la fachada original y el característico escaparate de madera. La historia de la Sala Dalmau es un recordatorio de la importancia de los espacios culturales en nuestras comunidades, y su cierre marca el fin de una era, pero también la oportunidad de nuevos comienzos en el mundo del arte.
