La corona de espinas, símbolo de la fe, regresa a la catedral tras cinco años de trabajos
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Un regreso esperado tras el incendio
La corona de espinas, una de las reliquias más veneradas de la catedral de Notre Dame, ha regresado a su hogar este viernes, tras ser rescatada durante el devastador incendio de abril de 2019.
Este evento marca un hito significativo en la historia de la catedral, que ha estado cerrada durante cinco años debido a trabajos de reconstrucción. La reliquia fue introducida en un nuevo relicario durante una ceremonia solemne, que forma parte de una serie de misas y eventos celebrados tras la reapertura de la catedral.
Una celebración de fe y resiliencia
El arzobispo de París, Laurent Ulrich, destacó la importancia de este momento, señalando que «hemos venido a acompañar hasta el relicario a la Santa Corona». La ceremonia, a la que solo se podía acceder mediante reserva, reunió a fieles que compartieron un profundo sentido de comunidad y espiritualidad. La corona, que fue colocada sobre un cojín de terciopelo y protegida por un tubo de cristal, fue exhibida sobre el altar antes de ser colocada en su nuevo hogar.
Historia y significado de la corona de espinas
La corona de espinas, compuesta por juncos entrelazados con hilo de oro, es considerada por la tradición como el objeto que los romanos colocaron en la cabeza de Cristo antes de su crucifixión. Esta reliquia fue adquirida por el rey Luis IX de Francia, conocido como San Luis, en 1239, y ha estado en París desde entonces. Originalmente, se guardó en la Santa Capilla, una obra maestra del gótico, antes de ser trasladada a Notre Dame en el siglo XIX. Después del incendio, la corona fue rescatada y guardada en la caja fuerte de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo.
El nuevo relicario: un símbolo de esperanza
El nuevo relicario, diseñado por el arquitecto Sylvain Dubuisson, es una obra contemporánea que destaca por su elegancia y simbolismo. Con una altura de aproximadamente tres metros, el relicario está compuesto por un gran cajón de mármol que alberga otros objetos sagrados, como un clavo y un fragmento de madera de la cruz. La estructura vertical que lo acompaña está adornada con cientos de cristales que reflejan la luz, creando un ambiente de reverencia y asombro. Este nuevo hogar para la corona de espinas no solo resalta su importancia religiosa, sino que también representa la resiliencia de la catedral y de la comunidad parisina.