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Emmanuelle Haïm y su interpretación barroca en el Palau de la Música

Un análisis de la reciente actuación de Emmanuelle Haïm y su orquesta en Barcelona.

Emmanuelle Haïm dirige un concerto barocco al Palau
Emmanuelle Haïm incanta il pubblico con la sua direzione barocca.

Un viaje a través del barroco con Emmanuelle Haïm

El pasado 11 de diciembre de 2024, el Palau de la Música Catalana fue testigo de una actuación excepcional bajo la dirección de Emmanuelle Haïm, una de las figuras más destacadas en el ámbito de la música clásica.

Su orquesta, Le Concert d’Astrée, presentó un programa que incluyó obras emblemáticas de compositores barrocos como Händel y Bach, llevando al público a un viaje sonoro a través de la opulencia y el esplendor de la música de la época.

Repertorio y estilo de interpretación

El repertorio de la noche incluyó las suites 1 y 2 de la Música acuática de Händel, así como la famosa tercera suite BWV 1068 de Bach y la Música para los reales fuegos de artificio. Estas obras, que son representativas de la música ceremonial barroca, fueron interpretadas con un enfoque que, aunque buscaba la autenticidad, se vio influenciado por la estética romántica. Haïm optó por una disposición de la orquesta que recuerda a la orquesta clásica, lo que generó un contraste interesante con la concepción original de estas obras.

Desafíos de la interpretación barroca

A pesar de la calidad de los instrumentistas, la interpretación de Haïm enfrentó ciertos desafíos. La gestualidad romántica de la directora, aunque apasionada, dificultó la conexión visual entre los músicos y el público. Esto es crucial en la música barroca, donde el gesto del director comunica tanto como las notas mismas. La interpretación, aunque correcta en su avance, careció de la exploración del color y los matices que caracterizan a este estilo musical. Sin embargo, la lectura fue mejorando a medida que avanzaba el concierto, mostrando la maestría de los músicos en cuerdas y vientos.

El escenario como obra de arte

El Palau de la Música Catalana no solo es un lugar de encuentro para la música, sino que también es una obra de arte en sí misma. Su arquitectura y simbolismo aportan un contexto único a cada actuación. En este sentido, la elección de repertorio y la forma de interpretación de Haïm se vieron enriquecidas por el entorno, aunque también plantearon la cuestión de cómo la escenografía puede influir en la percepción de la música. La directora, consciente de la historia y la tradición de las obras que interpretaba, buscó un equilibrio entre la autenticidad y la modernidad, un reto que todo director de orquesta enfrenta.

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