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El sector pesquero en España ha estado bajo una intensa presión debido a las propuestas de la Comisión Europea que amenazaban con limitar drásticamente las actividades de pesca en el Mediterráneo. Con más de 550 barcos de arrastre y alrededor de 17,000 empleos en juego, la situación se tornó crítica.
Las negociaciones lideradas por el ministro de Agricultura y Pesca, Luis Planas, se convirtieron en un punto focal para la defensa de los intereses de los pescadores españoles.
Después de más de 30 horas de negociaciones, se alcanzó un acuerdo que, aunque mantiene un límite de 27 días de pesca, ofrece un sistema de compensaciones.
Este sistema permitirá a los pescadores recuperar días de pesca a cambio de adoptar prácticas más sostenibles. Según Planas, esto representa una victoria significativa, ya que se ha logrado neutralizar una reducción del 79% en los días de pesca, lo que hubiera puesto en peligro la continuidad de la actividad pesquera en la región.
A pesar del acuerdo, los pescadores españoles enfrentan nuevos desafíos. La Confederación Española de Pesca (Cepesca) expresó su frustración ante las decisiones adoptadas, que implican un sacrificio adicional. Las medidas exigidas, como el cambio de mallas para lograr una mayor selección de las capturas, requerirán inversiones significativas. Planas ha solicitado el acceso a fondos comunitarios para ayudar a financiar estas inversiones, ya que el sector ha visto una reducción del 40% en su actividad en los últimos cinco años.
El impacto de las decisiones tomadas en Bruselas es profundo. La reducción en los días de pesca y la necesidad de inversiones adicionales podrían llevar a que algunos pescadores y barcos no puedan continuar con su actividad. La situación es especialmente delicada para las comunidades costeras que dependen de la pesca como su principal fuente de ingresos. La negociación exitosa de Planas es un paso positivo, pero el camino hacia la sostenibilidad y la viabilidad económica del sector pesquero en el Mediterráneo aún está lleno de obstáculos.
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