La creciente población mayor en España exige una atención a la dependencia más efectiva y equitativa.
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Un desafío demográfico en aumento
España se enfrenta a un reto demográfico sin precedentes. Con una población que envejece rápidamente, es crucial abordar la reforma de la ley de dependencia (Lapad). Actualmente, cada 15 minutos, una persona fallece en la lista de espera para recibir atención, lo que pone de manifiesto la urgencia de esta situación.
Más de 300.000 personas continúan esperando, lo que refleja una desigualdad en la prestación de servicios dependiendo de la comunidad autónoma en la que residan.
Desinstitucionalización y autonomía
La tendencia hacia la desinstitucionalización de las personas dependientes es cada vez más evidente.
Respetar el deseo de las personas de permanecer en su entorno familiar y social es fundamental. La autonomía y las preferencias individuales deben ser el eje central de cualquier reforma. Además, el autocuidado se ha convertido en un valor social importante, especialmente ante el aumento de personas mayores frágiles que no son dependientes. Este cambio de paradigma requiere no solo una modificación de la Lapad, sino también una planificación efectiva de los recursos humanos y económicos necesarios para atender a esta población.
La necesidad de recursos y planificación
Con proyecciones que indican que para 2059, el 43,3% de la población en España será mayor de 55 años, es imperativo que se tomen medidas inmediatas. La atención a la dependencia debe ser una prioridad en la agenda política y social. Esto implica no solo aumentar la dotación presupuestaria, sino también formar y contratar a profesionales sociosanitarios que puedan ofrecer una atención de calidad. Sin una inversión adecuada, las demandas de los ciudadanos que necesitan estos servicios seguirán sin ser atendidas, lo que podría llevar a una crisis en el sistema de bienestar social.
Un llamado a la acción
La reforma de la ley de dependencia no es solo un tema administrativo; es una cuestión de derechos humanos y dignidad. Es esencial que la sociedad en su conjunto tome conciencia de la importancia de esta reforma. Todos, desde los ciudadanos hasta los responsables políticos, deben involucrarse en la discusión y promoción de cambios que aseguren una atención digna y equitativa para todos. La atención a la dependencia es un reflejo de cómo valoramos a nuestros mayores y a las personas más vulnerables de nuestra sociedad.
