La musica come strumento di connessione tra culture diverse.
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En un contexto global marcado por tensiones y conflictos, el diálogo entre culturas se vuelve esencial. La celebración del Día del Mediterráneo, instaurado por la Unión por el Mediterráneo, resalta la necesidad de fomentar la paz y la comprensión mutua entre los pueblos que habitan a ambos lados de este mar.
Este año, el maestro Jordi Savall, reconocido por su labor en la promoción de la música como medio de entendimiento, lidera un concierto que busca rendir homenaje a esta herencia compartida.
El evento, titulado «Música para la vida y la dignidad, Homenaje al Mediterráneo», se llevará a cabo en el histórico Saló del Tinell de Barcelona.
Savall, acompañado por el conjunto Orpheus 21, formado por músicos refugiados y migrantes, busca transmitir un mensaje de unidad y esperanza. La música, según Savall, es un lenguaje universal que permite a las personas entenderse más allá de las barreras culturales y políticas. Este enfoque se vuelve aún más relevante en el contexto actual, donde el conflicto en la región ha complicado la colaboración entre músicos de diferentes orígenes.
El repertorio del concierto incluye una mezcla de músicas históricas y tradicionales, reflejando la diversidad cultural del Mediterráneo. Savall ha incorporado piezas que datan de siglos atrás, combinando las Cantigas de Santa María con melodías de tradición oral que han perdurado a lo largo del tiempo. Esta fusión no solo enriquece la experiencia musical, sino que también simboliza la interconexión de las culturas que coexisten en esta región. La participación de músicos de diferentes nacionalidades, como el percusionista tunecino Wassim Halal y el laudista kurdo Rusan Filiztec, añade una dimensión única al evento, mostrando cómo la música puede ser un vehículo para la paz y la reconciliación.
A pesar de la belleza que la música puede ofrecer, Savall es consciente de que no puede detener la guerra. Sin embargo, enfatiza la importancia de la moralidad y el compromiso de las potencias occidentales para evitar que se alcancen niveles de barbarie. La música, aunque no resuelva los conflictos, puede ser un faro de esperanza y un recordatorio de la humanidad compartida. A medida que el mundo enfrenta desafíos cada vez mayores, iniciativas como esta se convierten en esenciales para promover el entendimiento y la paz entre las naciones.
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