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Elena Tablada y Javier Ungría se convirtieron en una de las parejas más seguidas por los medios de comunicación en los últimos años. Su relación, que parecía sólida, dio un giro inesperado en agosto de 2022 cuando anunciaron su separación.
Este acontecimiento no solo sorprendió a sus seguidores, sino que también dejó un rastro de preguntas y especulaciones sobre las razones detrás de su ruptura. Desde entonces, ambos han estado en el centro de un torbellino mediático, donde cada declaración se convierte en noticia.
Después de un periodo de silencio, Javier Ungría rompió su silencio en septiembre de 2023, lo que desató una serie de declaraciones cruzadas con Tablada. La tensión entre ambos se ha hecho evidente en programas de televisión, como el popular ‘¡De viernes!’, donde se esperaba que ambos compartieran un cara a cara. Sin embargo, Ungría decidió no asistir, dejando a los colaboradores del programa en una situación incómoda. Tablada, por su parte, aprovechó la oportunidad para expresar su opinión sobre la situación, señalando que no había necesidad de que su separación se volviera tan pública.
A pesar de las diferencias, Elena Tablada ha manifestado su deseo de encontrar un terreno común con Ungría por el bienestar de su hija, Ella. En sus declaraciones, enfatizó la necesidad de aparcar los egos y trabajar juntos para mantener una relación estable por el bien de su familia. Esta postura refleja un enfoque maduro y responsable, que contrasta con la intensidad del conflicto mediático que los rodea. La pareja ha tenido que lidiar con diferencias significativas en la crianza de su hija, lo que ha añadido más tensión a su relación. Tablada ha reconocido que, aunque sus estilos de crianza son diferentes, es fundamental encontrar un equilibrio que beneficie a Ella.
Uno de los puntos más conflictivos entre Tablada y Ungría es la educación de su hija. Mientras que Ungría se describe como estricto y preocupado por los modales, Tablada adopta un enfoque más relajado. Esta disparidad ha generado fricciones en su relación, ya que ambos desean lo mejor para su hija, pero tienen visiones diferentes sobre cómo lograrlo. Ungría ha expresado su frustración al sentirse como el ‘último mono’ en la dinámica familiar, lo que ha contribuido a su cansancio emocional. A pesar de las tensiones, ambos parecen estar dispuestos a trabajar en su relación por el bien de Ella, lo que podría ser un paso positivo hacia la reconciliación.
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