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Cada 25 de noviembre, el mundo se une para conmemorar el . Esta fecha no solo busca visibilizar la violencia que sufren las mujeres, sino también generar conciencia sobre la necesidad de erradicar todas las formas de maltrato.
La violencia de género es un problema global que afecta a millones de mujeres, y este día se convierte en una plataforma para alzar la voz y exigir cambios significativos en las políticas públicas y en la sociedad.
En diferentes partes del mundo, se llevan a cabo manifestaciones y actividades para conmemorar esta fecha. Por ejemplo, en La Paz, Bolivia, mujeres sostienen carteles con mensajes como «Libres, poderosas, vivas y sin miedo», reflejando la lucha por la libertad y el respeto. En Caracas, Venezuela, la Embajada de la Unión Europea organiza una caminata que reúne a decenas de mujeres que claman por el fin de la violencia machista. Estas manifestaciones son una muestra del compromiso colectivo para enfrentar este flagelo social.
En Melilla, España, una marea violeta ha recorrido el Parque Forestal Juan Carlos I, simbolizando la unión de la sociedad en la lucha contra la violencia de género. Este color se ha convertido en un emblema de la resistencia y la lucha por los derechos de las mujeres. Las banderas violetas ondean en cada marcha, recordando a todos que la violencia machista no debe ser tolerada y que es responsabilidad de todos combatirla.
La participación activa de la sociedad civil es fundamental en esta lucha. En Madrid, España, trabajadoras de la red contra la violencia de género han convocado huelgas y manifestaciones para exigir la municipalización de los recursos destinados a la atención de las víctimas. Este tipo de acciones son cruciales para garantizar que las mujeres reciban el apoyo necesario y que se implementen políticas efectivas para prevenir la violencia de género.
Durante estas conmemoraciones, también se rinde homenaje a las víctimas de la violencia machista. En Estepa, Sevilla, se guardó un minuto de silencio por Celeste, una nueva víctima de la violencia de género. Este acto simbólico resalta la urgencia de actuar y de no olvidar a quienes han sufrido en silencio. La lucha continúa, y cada voz cuenta en esta batalla por la igualdad y el respeto.
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