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En un reciente discurso en la Real Academia Española, el escritor Javier Cercas abordó un tema fundamental en la literatura: el papel del lector. A través de su intervención, Cercas destacó que el lector no es un mero espectador, sino un actor crucial en la creación literaria.
Esta perspectiva invita a repensar la relación entre el autor y el lector, desafiando nociones tradicionales que han prevalecido durante siglos.
Cercas argumentó que el lector es el verdadero constructor de la obra literaria.
Al igual que un arquitecto que transforma un plano en un edificio, el lector da vida a la novela, interpretando y llenando de significado las palabras del autor. Esta idea se aleja de la concepción del escritor como un ser aislado en su torre de marfil, sugiriendo en cambio que la literatura es un diálogo continuo entre el autor y su audiencia. En este sentido, la novela se convierte en una partitura musical, donde el lector es quien interpreta la melodía, aportando su propia experiencia y sensibilidad a la obra.
Durante su discurso, Cercas también se dedicó a desmantelar varios mitos que rodean la figura del escritor. Uno de los más destacados es la idea de que el autor es el protagonista de su obra. A través de ejemplos históricos, como los de Homero y Cervantes, Cercas subrayó que las vidas de estos autores son en gran medida desconocidas, mientras que los personajes que crearon viven en la memoria colectiva de los lectores. Esta reflexión pone de manifiesto que la verdadera esencia de la literatura reside en la conexión que se establece entre los personajes y quienes los leen.
Otro punto crucial en el discurso de Cercas fue la relación entre el arte y su utilidad. A menudo, se considera que el arte es inútil, una idea que él refutó con contundencia. Cercas planteó que el placer y el conocimiento que se derivan de la literatura son, en sí mismos, formas de utilidad. La literatura no solo enriquece nuestras vidas, sino que también nos ofrece una forma de entender el mundo y a nosotros mismos. En este sentido, el arte se convierte en un vehículo para la reflexión y el crecimiento personal.
Finalmente, Cercas hizo hincapié en la herencia literaria que se transmite de generación en generación. Al recordar a su predecesor, Javier Marías, destacó la complejidad y la profundidad de su obra, que invita a los lectores a participar activamente en la construcción del significado. Esta herencia no solo enriquece la literatura, sino que también plantea un desafío para los lectores actuales: acercarse a los textos con una mente abierta y dispuesta a explorar nuevas interpretaciones.
En conclusión, el discurso de Javier Cercas en la RAE nos recuerda que la literatura es un espacio compartido, donde el lector juega un papel fundamental. Al reconocer la importancia de la interpretación y la participación del lector, se abre un nuevo horizonte para la creación literaria, donde cada obra se convierte en un diálogo vivo entre el autor y su audiencia.
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