La película de Juana Macías aborda la dura realidad de la prostitución infantil.
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Las chicas de la estación: un retrato crudo de la realidad juvenil
La película Las chicas de la estación, dirigida por Juana Macías, ha generado un gran impacto en la sociedad española al abordar un tema delicado y a menudo ignorado: la explotación sexual de menores.
Estrenada recientemente, esta obra cinematográfica se inspira en hechos reales que han conmocionado al país, como el caso de una menor tutelada que fue víctima de una violación en Palma durante la Nochebuena de 2019. La directora, conocida por su trabajo en cortometrajes premiados, decidió dar un paso más allá de la indignación inicial y crear una narrativa que refleje la complejidad de esta problemática.
Una historia de amistad y supervivencia
La trama sigue a tres adolescentes que viven en un centro de menores y que, en su búsqueda de cariño y aceptación, se ven arrastradas a una red de prostitución. Jara, Álex y Miranda son personajes que representan a muchos jóvenes que, debido a situaciones de abuso y desprotección, terminan en entornos vulnerables. La película no solo narra su historia, sino que también pone de relieve cómo el sistema de protección infantil falla en su misión de cuidar y rehabilitar a estos menores. La directora señala que “casi todos estos niños terminan en centros porque están en una situación de desprotección o de abuso previa en sus entornos familiares”.
Un enfoque valiente sobre la explotación
Macías ha declarado que su intención al realizar esta película es generar empatía y conciencia sobre una realidad que muchos prefieren ignorar. A través de la historia de estas chicas, se muestra cómo la falta de apoyo y la violencia pueden llevar a los jóvenes a tomar decisiones desesperadas. La figura de ‘La china’, una ex interna que se convierte en captadora de nuevas víctimas, ilustra cómo el ciclo de abuso puede perpetuarse. “En vez de sanar esa herida o poder tener una segunda oportunidad, deciden que si lo han pasado mal, las demás también”, explica la directora, resaltando la complejidad del tema.
La película no solo se limita a contar una historia; también es un llamado a la acción. Macías enfatiza la necesidad de que el sistema de protección infantil mejore y se adapte a las necesidades de los menores. “El sistema tiene que mejorar mucho y tiene muchos actores implicados”, afirma, sugiriendo que es responsabilidad de la sociedad en su conjunto abordar esta problemática. La falta de atención a estos temas en la agenda pública es alarmante, y la directora espera que su película contribuya a cambiar esta situación.
En un contexto donde la explotación sexual de menores es un tema tabú, Las chicas de la estación se presenta como una obra necesaria que invita a la reflexión y a la acción. A través de una narrativa conmovedora y realista, Juana Macías logra conectar con el público, ofreciendo no solo un retrato de la dura realidad, sino también un mensaje de esperanza y la importancia de la amistad en tiempos difíciles.