El aumento de precios en Passeig de Gràcia refleja la demanda del lujo en Barcelona.
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Un vistazo a Passeig de Gràcia
El Passeig de Gràcia en Barcelona se ha consolidado como la calle comercial más cara de España, con un precio medio de 3.180 euros por metro cuadrado al año. Este dato, revelado en el informe Main Streets Across the World de Cushman & Wakefield, muestra un incremento del 6% respecto al año anterior.
Este aumento de precios no solo refleja la demanda de lujo, sino también la importancia de esta arteria comercial en el contexto global.
Comparativa con otras calles comerciales
En comparación, la calle Serrano de Madrid ocupa el segundo lugar en el ranking español, con un precio de 3.060 euros por metro cuadrado al año.
Otras calles destacadas son el Portal de l’Àngel en Barcelona y la Gran Vía en Madrid, ambas con un alquiler de 3.000 euros. Este fenómeno de precios elevados no es exclusivo de las grandes ciudades, ya que también se observan cifras significativas en otras localidades como Málaga y Valencia.
Ranking global de calles comerciales
A nivel mundial, el Passeig de Gràcia ha escalado posiciones, pasando del puesto 17 al 16 en el ranking global. Sin embargo, si se consideran todas las calles comerciales, su posición podría ser inferior, ya que en Europa hay 26 calles más costosas, principalmente en Londres, París y ciudades italianas. La vía Montenapoleone en Milán lidera el listado mundial con precios que alcanzan los 20.000 euros por metro cuadrado al año, seguida por la Quinta Avenida de Nueva York y New Bond Street en Londres.
El futuro del retail en ubicaciones icónicas
Los datos del informe de Cushman & Wakefield indican que los retailers continúan apostando por tener presencia física en ubicaciones icónicas y de alta demanda. Este fenómeno se caracteriza por una competencia feroz por el espacio y una oferta limitada, lo que a su vez impulsa los precios hacia arriba. La tendencia sugiere que el lujo seguirá siendo un motor clave en el desarrollo comercial de ciudades como Barcelona, donde el Passeig de Gràcia se erige como un símbolo de esta evolución.
