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El reciente intercambio de declaraciones entre el alcalde de Cullera, Jordi Mayor, y el president de la Generalitat, Carlos Mazón, ha puesto de manifiesto las tensiones políticas en la región. Durante un pleno celebrado el pasado viernes, Mayor acusó a Mazón de mezclar verdades y mentiras en sus afirmaciones sobre la gestión de la alerta roja.
Este conflicto surge en un contexto donde la comunicación y la transparencia son fundamentales para la gestión de emergencias.
Carlos Mazón, en su intervención antes de asistir a una reunión del Centro de Coordinación Operativa Integrada (CECOPI), insistió en que no había estado incomunicado durante la tarde del 29 de octubre.
Afirmó que había mantenido contacto con el alcalde de Cullera, lo que fue rápidamente desmentido por Mayor. Este último subrayó que, aunque Mazón le llamó, no fue para informarle sobre la situación de emergencia, lo que genera dudas sobre la veracidad de las afirmaciones del president.
Jordi Mayor, representante del PSPV-PSOE, utilizó su cuenta de X para expresar su desacuerdo con Mazón. Afirmó que ningún protocolo permite que, en situación de alerta roja, se interrumpa la atención a la emergencia para ir a comer durante cinco horas. Esta declaración resalta la importancia de seguir los protocolos establecidos en situaciones críticas, donde cada minuto cuenta. Mayor concluyó su mensaje insinuando que la llamada de Mazón podría haber sido más bien un intento de justificar su ausencia durante un tiempo crucial.
Este conflicto no solo refleja las tensiones políticas entre los líderes locales, sino que también plantea preguntas sobre la efectividad de la gestión de emergencias en la Comunidad Valenciana. La capacidad de los líderes para comunicarse y coordinarse durante situaciones críticas es esencial para garantizar la seguridad de los ciudadanos. La falta de claridad en las declaraciones de Mazón y la respuesta contundente de Mayor podrían tener repercusiones en la confianza pública hacia las autoridades locales.
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