La guardameta alemana se centra en su recuperación tras el diagnóstico de cáncer.
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La comunidad del fútbol se encuentra conmocionada tras el anuncio de la portera alemana Maria-Luisa ‘Mala’ Grohs, quien ha revelado que ha sido diagnosticada con un tumor maligno. A sus 23 años, la jugadora del Bayern de Múnich ha decidido priorizar su salud y no participará en competiciones ni con su club ni con la selección nacional por tiempo indefinido.
El Bayern de Múnich emitió un comunicado en el que se detalla la situación de Grohs, quien comenzará un tratamiento para enfrentar esta dura enfermedad. En sus declaraciones, la guardameta expresó: «La enfermedad es un reto que nunca pensé que tendría que superar.
Pero estoy segura de que, con la ayuda que estoy recibiendo ahora de todas partes, lo conseguiré y volveré a estar completamente bien». Estas palabras reflejan su determinación y optimismo ante la adversidad.
Un camino lleno de logros y retos
Desde su llegada al Bayern en 2019, Grohs ha sido una pieza clave en el equipo, contribuyendo a la conquista de tres títulos de la Bundesliga femenina. Su talento y dedicación la llevaron a ser convocada recientemente por el seleccionador Christian Wück para la selección alemana. Sin embargo, tuvo que rechazar la invitación debido a una amigdalectomía, lo que ya presagiaba que su salud estaba en el centro de su atención.
El apoyo del Bayern y la comunidad futbolística
El club bávaro ha mostrado su total respaldo a la portera en este difícil momento. Herbert Hainer, presidente del Bayern, afirmó: «En momentos como éste, el deporte queda en un segundo plano. Nuestro club, junto con toda la familia del Bayern, apoya a Mala Grohs. Mala recibirá toda la ayuda que podamos darle y que necesite para recuperarse». Este apoyo es fundamental para Grohs, quien ahora se enfrenta a un largo camino de tratamiento y recuperación.
Un mensaje de esperanza y fortaleza
La situación de Maria-Luisa Grohs es un recordatorio de la fragilidad de la vida y la importancia de la salud. Su valentía al compartir su diagnóstico inspira a muchos, no solo en el ámbito deportivo, sino en la vida cotidiana. La guardameta se convierte en un símbolo de fortaleza y resiliencia, mostrando que, a pesar de los desafíos, siempre hay espacio para la esperanza y la recuperación.
