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Destrucción de la mezquita en Umm al Hiran: un acto de despojo y racismo institucional

La demolición de la mezquita en Umm al Hiran refleja el racismo institucional en Israel.

Immagine della mezquita distrutta a Umm al Hiran
La mezquita di Umm al Hiran distrutta, simbolo di un atto di razzismo.

Contexto de la demolición en Umm al Hiran

La reciente demolición de la mezquita en la aldea beduina de Umm al Hiran, ubicada en el desierto del Néguev, ha suscitado una ola de indignación y protestas. Este acto, llevado a cabo por la Policía de Israel y la Autoridad de Tierras, se enmarca dentro de una serie de desalojo y destrucción de comunidades beduinas que han sido sistemáticamente ignoradas y despojadas de sus derechos.

La aldea, que alberga a aproximadamente 300 habitantes, ha visto cómo sus residentes, en un intento desesperado por evitar mayores gastos, destruyeron sus propias casas antes de que las autoridades lo hicieran.

La política de desalojo y sus consecuencias

La demolición de la mezquita no es un hecho aislado. Este evento marca la cuarta aldea beduina destruida por el Gobierno de Israel en lo que va del año. Las autoridades han planeado continuar con este patrón, con la próxima demolición programada para la comunidad de Ras Jaraba, que cuenta con más de 500 habitantes. La situación es alarmante, ya que estas acciones no solo afectan a las comunidades beduinas, sino que también reflejan una política de despojo que busca limpiar el área para establecer un pueblo exclusivamente judío. Este enfoque ha sido criticado por diversas organizaciones de derechos humanos, que denuncian la falta de reconocimiento y derechos para las aldeas beduinas no reconocidas.

Racismo institucional y derechos humanos

La demolición de la mezquita de Umm al Hiran es un claro ejemplo del racismo institucionalizado que permea las políticas del Estado israelí. Según el Centro Legal para los Derechos de la Minoría Árabe en Israel, solo once de las 36 aldeas beduinas no reconocidas han sido aceptadas en los últimos 20 años. Esto ha llevado a que muchas de estas comunidades carezcan de infraestructura básica, como agua y electricidad. Las declaraciones de la Autoridad de Tierras, que se jacta de sus políticas discriminatorias, son un reflejo de la falta de respeto hacia los derechos de los beduinos y su historia en la región.

La respuesta de la comunidad y el futuro incierto

La comunidad de Umm al Hiran ha expresado su descontento y resistencia ante estas acciones. La demolición de su mezquita simboliza no solo la pérdida de un lugar de culto, sino también la erosión de su identidad cultural y social. A medida que las autoridades continúan con su agenda de desalojo, el futuro de estas comunidades se vuelve cada vez más incierto. La lucha por los derechos de los beduinos en Israel es una batalla que sigue vigente, y la comunidad internacional observa con atención cómo se desarrollan estos eventos.

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