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La película de animación Mariposas negras, dirigida por David Baute, se presenta como un poderoso testimonio sobre el impacto del cambio climático en la vida de las personas. Estrenada en el festival de Sitges y con su llegada a los cines españoles programada para el 5 de diciembre, esta obra busca concienciar al público sobre la realidad de millones de desplazados climáticos que, a menudo, no reciben el reconocimiento que merecen.
El documental se centra en las historias de tres mujeres: Valeria, Shaila y Tanit, quienes se ven obligadas a abandonar sus hogares debido a desastres naturales exacerbados por el calentamiento global.
Desde el huracán Irma en el Caribe hasta las inundaciones en India y la sequía en Kenia, sus relatos son un reflejo de la lucha por la supervivencia en un mundo cada vez más hostil. A través de la animación, Baute logra transmitir la esencia de sus experiencias sin necesidad de filmar sus vidas directamente, lo que permite una mayor libertad creativa y un alcance más amplio.
Recientemente, Mariposas negras recibió el respaldo de la Organización de Naciones Unidas, lo que subraya la importancia de la película en la conversación global sobre el cambio climático. Durante su visita a Nueva York, Baute y el productor Edmon Roch se reunieron con el embajador español ante la ONU, quien destacó la relevancia de dar a conocer estas historias. La película no solo busca entretener, sino también educar y generar conciencia sobre una crisis que afecta a millones de personas en todo el mundo.
La elección de la animación como formato para Mariposas negras permite a los creadores abordar temas complejos de manera accesible. La animación no solo facilita la representación de situaciones difíciles, sino que también atrae a un público más amplio, especialmente a las nuevas generaciones. Este enfoque innovador es fundamental para transmitir el mensaje de que el cambio climático no es solo un problema científico, sino una cuestión profundamente humana que requiere atención y acción inmediata.
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