Explorando la reciente actividad sísmica en Cuba y sus implicaciones
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Actividad sísmica en Cuba: un fenómeno recurrente
La actividad sísmica en Cuba ha sido un tema de preocupación constante para sus habitantes, especialmente en las provincias orientales. Recientemente, un terremoto de magnitud 6,7 grados en la escala de Richter sacudió la región, siendo el segundo seísmo reportado en un solo día.
Este evento se registró a 32 kilómetros al sureste del municipio Pilón, en la provincia de Granma, a una profundidad de 10 kilómetros. A pesar de la magnitud del temblor, hasta el momento no se han reportado daños materiales ni personales, según el Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas (Cenais).
Contexto de los terremotos en la región
El primer movimiento telúrico del día se produjo a las 19.75 grados de latitud norte y 76.91 grados de longitud oeste, también a una profundidad de 10 kilómetros. Este fenómeno fue percibido no solo en Granma, sino también en otras provincias orientales como Guantánamo, Santiago de Cuba y Holguín, así como en Camagüey y Ciego de Ávila. Estos eventos sísmicos se suman a un contexto de intensas lluvias que han afectado la región, especialmente en Guantánamo, que sufrió severos daños por la tormenta tropical Óscar hace tres semanas.
Estadísticas de actividad sísmica en Cuba
En el año 2023, Cuba registró un total de 7.475 seísmos, de los cuales 14 fueron perceptibles. Las magnitudes de estos movimientos oscilaron entre menos de 3 hasta 5,9 en la escala de Richter. La falla geológica Oriente, que se extiende a lo largo de la costa sureste de la isla, es la principal zona de actividad sísmica en el país, concentrando cerca del 70 % de los movimientos telúricos. En 2018, se documentaron 15 movimientos perceptibles solo en esta zona, lo que subraya la importancia de monitorear esta actividad para la seguridad de la población.
Historial de terremotos significativos en Cuba
Cuba ha experimentado terremotos de gran magnitud en su historia, como el de 6,7 grados registrado en febrero de 1932 y el de 6,9 ocurrido en 1991, ambos localizados en la provincia de Granma. La isla se encuentra en una región donde confluyen diferentes sistemas de fallas tectónicas, lo que la hace susceptible a la actividad sísmica. Este contexto geológico resalta la necesidad de estar preparados ante posibles eventos futuros y de implementar medidas de prevención y respuesta adecuadas.