El Parque Arqueológico de Pompeya implementa restricciones para visitantes.
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El Parque Arqueológico de Pompeya, uno de los destinos turísticos más emblemáticos de Italia, ha decidido implementar nuevas medidas para controlar el flujo de visitantes. A partir del 15 de noviembre, se limitará el número de entradas diarias a 20.000, una respuesta a la creciente presión que el turismo de masas ha ejercido sobre este sitio histórico.
Este cambio se produce tras un verano récord, donde se registraron picos de hasta 36.000 visitantes en un solo día.
El impacto del turismo masivo en Pompeya
La antigua ciudad romana, que fue sepultada por la erupción del Vesubio en el año 79 d.C., ha visto un aumento sin precedentes en el número de turistas.
Durante el último verano, las excavaciones recibieron más de cuatro millones de visitantes, lo que ha llevado a las autoridades a tomar medidas drásticas para proteger el patrimonio cultural y arqueológico del lugar. Gabriel Zuchtriegel, director del Parque Arqueológico, ha enfatizado la necesidad de un “turismo lento, sostenible y agradable” que no comprometa la integridad del entorno.
Nuevas franjas horarias y entradas nominativas
Además de la limitación en el número de visitantes, se introducirán franjas horarias para las visitas durante la temporada alta, que va del 1 de abril al 31 de octubre. Se permitirá la entrada de 15.000 personas entre las y las horas, y otros 5.000 hasta las horas. Esta estrategia busca distribuir mejor el flujo de turistas y evitar aglomeraciones en los puntos más críticos del yacimiento.
Otra de las medidas que se implementará es la venta de entradas nominativas, lo que significa que los visitantes deberán presentar un documento de identidad al momento de adquirir sus boletos, ya sea en las taquillas del parque o a través de internet. Esta iniciativa tiene como objetivo reducir el reventa de entradas y asegurar que cada visitante tenga una experiencia más controlada y personalizada.
Un futuro sostenible para Pompeya
Las nuevas políticas de acceso a Pompeya son un paso importante hacia un modelo de turismo más sostenible. La idea es que los visitantes no solo se concentren en las ruinas, sino que también exploren los alrededores, que están llenos de “joyas culturales por descubrir”. Este enfoque busca no solo proteger el patrimonio, sino también enriquecer la experiencia del turista, fomentando un mayor respeto por la historia y la cultura de la región.
Con estas medidas, Pompeya se posiciona como un ejemplo de cómo los destinos turísticos pueden adaptarse a las demandas del turismo moderno, preservando al mismo tiempo su invaluable legado histórico.