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Esta mañana, el monasterio franciscano del Santo Espíritu en Gilet, Valencia, fue escenario de un ataque brutal que ha dejado a la comunidad religiosa en estado de shock. Un hombre, que se cree que estaba perturbado, logró saltar la valla del recinto y comenzó a agredir a los frailes presentes, gritando que era “Jesucristo” y que actuaba en nombre de Dios.
Este suceso ha conmocionado no solo a los miembros de la congregación, sino también a la comunidad local.
El ataque resultó en la muerte de un fraile de 76 años, quien sufrió un traumatismo craneoencefálico y fue trasladado al hospital Clínico, donde finalmente falleció.
Además, tres frailes más, de 57, 66 y 95 años, resultaron heridos, presentando contusiones y traumatismos, y actualmente se encuentran recuperándose en el hospital de Sagunto. La comunidad franciscana ha expresado su dolor y solidaridad con las víctimas, resaltando la gravedad de la situación.
La Guardia Civil ha iniciado una búsqueda activa del agresor, quien logró escapar hacia los montes cercanos tras ser confrontado por otro fraile que se encontraba en el lugar. Este último pudo alertar a las autoridades, quienes llegaron rápidamente al monasterio. El provincial de los franciscanos, fray Joaquín Zurera Ribó, ha emitido un comunicado condenando el ataque y pidiendo por la recuperación de los heridos, así como por la reflexión del agresor sobre su comportamiento. La comunidad religiosa ha hecho un llamado a la vigilancia para evitar que situaciones similares se repitan en el futuro.
Este trágico evento ha suscitado un debate sobre la seguridad en lugares de culto y la necesidad de estar alerta ante posibles amenazas. La comunidad franciscana ha enfatizado la importancia de cuidar y proteger a sus miembros, especialmente a aquellos de mayor edad y vulnerabilidad. La violencia en espacios sagrados es un tema que requiere atención y acción, no solo por parte de las autoridades, sino también de la sociedad en su conjunto.
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