El capitán Dalton inicia el proceso de selección para la próxima America’s Cup: Barcelona se baja y Valencia se presenta como alternativa.
El gobierno local, liderado por Collboni, ha informado al propietario del equipo kiwi, que no habrá una nueva edición de esta competición.
Mazón y Catalá se preparan para hacer sus ofertas, aunque podrían surgir nuevos contendientes.
Se habla de un desenlace cordial. Así describen en el equipo del alcalde de Barcelona, el socialista Jaume Collboni, la culminación de su relación contractual con el Emirates Team New Zealand, que recientemente ha defendido exitosamente su título en la America’s Cup.
Ayer, los representantes municipales comunicaron al CEO de la organización neozelandesa, Grant Dalton, que la ciudad ha concluido con sus objetivos de mejorar su imagen internacional y, por lo tanto, no realizarán nuevas inversiones públicas para futuras ediciones. Según fuentes del gobierno consultadas por El Confidencial, tanto la Generalitat de Salvador Illa, que también contribuyó económicamente, como el Estado, a través de la Autoridad Portuaria de Barcelona, están en la misma sintonía. Juntos, han aportado 40 millones de euros, que cubren gran parte de las solicitudes financieras que el Defender planteó durante las negociaciones en 2022.
Dado el planteamiento de las tres administraciones, el capitán de la America’s Cup ha comenzado el proceso de licitación para la futura edición de la competición marina. Dalton anunció que el equipo está dispuesto a considerar nuevas sedes. Sin embargo, no mencionó que detrás de esta decisión está la falta de apoyo financiero del sector público. Se refirió a limitaciones en la infraestructura y en el «espacio» disponible en Barcelona, que obstaculizan la meta de ampliar el evento y «incrementar el número de embarcaciones participantes». La realidad es que el gobierno local ha cerrado esa puerta, aunque está dispuesto a facilitar el proceso si se consigue el financiamiento privado necesario para seguir adelante en la ciudad.
La eventualidad de un cambio de sede para la Copa América ha provocado un aumento de interés entre posibles ciudades anfitrionas. Una de las candidatas más destacadas en España es Valencia, que ya fue el escenario del evento en 2007 y 2010, cuando el barco suizo Alinghi, propiedad de Ernesto Bertarelli, optó por esta ciudad. No obstante, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí, especialmente Jeddah, también se perfilan como contendientes. Durante las últimas negociaciones, el representante Dalton consideró opciones en Valencia, Málaga y Cork; sin embargo, tanto la ciudad irlandesa como su gobierno rechazaron el trato debido a las preocupaciones sobre el gasto público y la incertidumbre en los beneficios económicos.
Este escenario recuerda a lo ocurrido en Nueva Zelanda, donde Dalton, a pesar de que su equipo tiene allí su sede, enfrentó dificultades. Tras la edición de 2021 en Auckland, la falta de apoyo gubernamental y los retos para obtener patrocinadores y derechos de transmisión, por su geolocalización y huso horario, llevaron a Dalton a buscar otras alternativas, lo que le llevó a Barcelona.
Recientemente, la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, ha expresado su deseo de que la competencia regrese a su ciudad. Cuenta con el apoyo de Carlos Mazón, presidente de la Generalitat. «Estoy comprometido en hacer lo necesario para traer la Copa América de vuelta, que es donde pertenece: a Valencia; no cejaré en mi intento», afirmó el dirigente del Partido Popular. Para impulsar la llegada de la regata SailGP, Mazón ha contratado a Carlos Beltrán, exgerente del Club Náutico de Valencia. Beltrán mantiene contacto con Dalton. Por otra parte, se ha informado que Cristóbal Grau, jefe de gabinete de Catalá, ha visitado Barcelona para evaluar oportunidades, siendo él un exconcejal de Deportes durante el período en que la ciudad fue sede de la competencia.
El cuarto teniente de alcalde de Barcelona, Jordi Valls, comentó este miércoles que la idea de repetir futuras ediciones para perpetuar este legado carece de lógica. Valencia tiene una historia notable con la Copa del América, ya que fue anfitriona en 2007 y 2010, y están dispuestos a colaborar en lo que se requiera. Sin embargo, Valls subrayó que «repetir» la Copa del América en Barcelona no es una opción viable. Mencionó que la ciudad aún se recupera de la pandemia de covid-19, de la inestabilidad provocada por el procés, que dejó una imagen desfavorable a nivel internacional, y de un sentimiento de desánimo local. Por estas razones, la decisión de no acoger nuevamente el evento se tomó, considerando que fue algo pensado para ser único.
La administración de Barcelona calificó la organización de la Copa del América como un «éxito», a pesar de las críticas de algunos grupos que se oponen debido al impacto en el costo de la vivienda y el aumento en el turismo. De hecho, se han formado movimientos como la Plataforma No a la Copa del América, la cual considera el evento «elitista», argumentando que ha faltado interés en el país y que representa un gasto público excesivo con datos engañosos sobre su justificación.
A pesar de reconocer que la audiencia no alcanzó lo esperado, el gobierno liderado por Collboni defiende los efectos positivos del evento, como el fomento de la «economía azul», la renovación del Port Olímpic, la promoción de deportes acuáticos, la inclusión de competencias femeninas y juveniles, y el restablecimiento del vínculo de la ciudad con el mar. «Estas son contribuciones que persisten, pero ya se han logrado y no hay razón para volver a hacer lo mismo», concluyó el equipo del alcalde socialista.
Es importante observar qué exigencias establecerá Dalton para seleccionar la ubicación de la próxima edición, la cual podría llevarse a cabo en 2026, siempre y cuando el equipo que desafíe al Team New Zealand lo acepte. Tanto el Ayuntamiento como la Generalitat Valenciana están dispuestos a realizar inversiones económicas, aunque Catalá también solicita garantías de inversión privada. Un aspecto que genera incertidumbre es el rol que asumirá el Gobierno central, liderado por Pedro Sánchez, quien ha cofinanciado parcialmente la tarifa requerida por Dalton en Barcelona y ha catalogado la competición como un evento excepcional, lo que permite ofrecer incentivos fiscales a los patrocinadores y a las empresas que participen.
Valencia está en medio de la modernización de su puerto náutico, un proyecto que la Autoridad Portuaria ha recientemente adjudicado. Según informantes conocedores de las necesidades de la America’s Cup, la zona terrestre de la dársena interior tiene capacidad suficiente para alojar las instalaciones de los equipos. Las antiguas ubicaciones de los equipos de 2007 y 2010 están actualmente ocupadas por empresas que mantienen contratos vigentes con la Autoridad Portuaria y el Consorcio.