La «Ibiza del norte» se opone al turismo masivo: plantea una tasa para salvaguardar sus espacios naturales
El auge del turismo en Cantabria ha suscitado un debate relevante: la posibilidad de implementar una tasa turística que ayude a aliviar el impacto de la multitud de visitantes en lugares emblemáticos como el bosque de secuoyas de Cabezón de la Sal y el Faro del Caballo en Santoña.
Estas áreas naturales han sufrido una creciente presión, con más de 800 personas visitando diariamente el bosque durante el pasado verano, además de largas filas para descender los 763 escalones del famoso faro.
El Partido Socialista Cántabro (PSC-PSOE) ha presentado la idea de que los municipios puedan establecer una ecotasa, inspirándose en modelos de otras regiones como Cataluña y Baleares, con la finalidad de proteger el entorno y mejorar los servicios públicos.
Sin embargo, esta propuesta ha generado divisiones entre los distintos grupos políticos.
Pablo Zuloaga, líder del PSC-PSOE, enfatizó la importancia de regular el turismo para evitar que Cantabria sufra la saturación que experimentan otros destinos. El portavoz socialista argumentó que este impuesto permitiría a los turistas «ayudar al mantenimiento del entorno».
Mientras el PSOE insiste en la necesidad urgente de crear un marco legal que otorgue a los ayuntamientos la capacidad de implementar este impuesto, partidos como el PP y Vox han rechazado dicha propuesta, señalando que la comunidad no se encuentra aún en una situación crítica de sobresaturación turística. Estos grupos sostienen que la medida tiene un objetivo meramente recaudatorio y podría afectar negativamente al sector turístico local.
El consejero de Turismo, Luis Martínez Abad, ha admitido la importancia de avanzar hacia un turismo más sostenible, aunque por ahora descarta la implementación de la ecotasa. Mientras tanto, ciertas áreas ya están adoptando medidas. En Cabezón de la Sal, se ha dado a conocer que el próximo verano se colocarán tornos de acceso en el bosque de secuoyas, restringiendo la entrada a un número diario de entre 300 y 350 personas para cuidar del entorno.
Además, se están llevando a cabo pruebas piloto en el Faro del Caballo, con el objetivo de restringir el acceso a 100 visitantes cada dos horas durante la temporada estival. En paralelo, la comunidad sigue estableciendo estrategias para gestionar el turismo de forma más responsable.
Las autoridades de Cantabria tienen como prioridades la conservación del medio ambiente, la regulación del acceso y la promoción de un turismo responsable. La posible implementación de una tasa turística podría ser fundamental para lograr estos fines, aunque su viabilidad en la región aún es incierta.
El turismo en Cantabria sigue en ascenso, registrando un crecimiento del 3,7% en agosto de 2023 en comparación con el año anterior, lo que ha intensificado las preocupaciones sobre el impacto ambiental. La incógnita que persiste es si la comunidad podrá equilibrar el aprovechamiento del aumento turístico con la protección de sus recursos naturales. El debate sobre la tasa turística sigue abierto, lo que indica que la conversación sobre un turismo sostenible apenas ha comenzado.