En los últimos años, el uso de plataformas sociales ha crecido de forma notable. Una investigación de GWI revela que, a nivel global, casi un tercio (30%) de los jóvenes de entre 16 y 24 años, el 29% de aquellos de 25 a 34 años y el 22% de los de 35 a 44 años dedican más de seis horas diarias a estas plataformas.
Además, casi la mitad de los adolescentes de 12 a 15 años (48%) accede a TikTok cada día, lo que supone un incremento respecto al 37% del año anterior. Más de la mitad (55%) de los jóvenes afirma utilizar las redes para comunicarse con sus amigos, un 24% las emplea para comprar y el 51% las consulta para encontrar contenidos entretenidos.
Sin embargo, aunque estas redes tienen aspectos beneficiosos, también pueden representar riesgos para la salud de los menores. De hecho, el efecto negativo sobre la capacidad cognitiva ha sido denominado ‘cerebro de TikTok’, según menciona The Sun. Los especialistas identifican seis indicios que pueden señalar a los padres que sus hijos están dedicando demasiado tiempo a esta plataforma.
En primer lugar, el sueño se ve afectado. Los niños mayores de seis años requieren hasta 12 horas de descanso en un día, pero pasar mucho tiempo en redes sociales puede alterar su rutina. Claire Law, psicoterapeuta, comenta que «no solo los cerebros infantiles están sobrecargados, sino que la exposición continua a las pantallas, especialmente por la noche, provoca inquietud». Además, «la luz azul que emiten las pantallas interfiere en la producción de melatonina, destruyendo los patrones de sueño». La carencia de sueño puede provocar falta de energía durante el día y estados de ánimo bajos. Law sugiere como una buena práctica evitar el uso de pantallas al menos una hora antes de dormir para favorecer la relajación tanto de los niños como de los adultos.
Simbarashe Shamu, experto en comportamiento humano, señala que «dejar de lado las redes sociales una hora antes de dormir puede contribuir a una mejor calidad del sueño». Sin embargo, este no es el único inconveniente. Pasar largas horas encorvado ante una laptop no beneficia a nuestra postura, y lo mismo ocurre cuando los niños utilizan el teléfono móvil. Chris Meaden, hipnoterapeuta y fundador de The Meaden Clinic, advierte que «la postura encorvada durante largos periodos puede desencadenar problemas físicos en el futuro, aunque no sean inmediatos». Continuando, menciona: «El organismo humano está diseñado para moverse y no para adoptar posturas rígidas de forma prolongada». Claire Law alerta sobre la necesidad de prestar atención a los hombros caídos y las manos tensas, sugiriendo que el uso excesivo del teléfono puede llevar al efecto ‘garra’ al enviar mensajes. Para contrarrestar estos problemas, recomienda realizar pausas frecuentes y participar en actividades que fortalezcan las manos, como el dibujo o la modelación de arcilla.
Además, si notas que tu hijo se muestra más ansioso o irritable, esto podría estar relacionado con el tiempo que pasa en línea. Chris Meaden observa que las redes sociales pueden impactar negativamente en los jóvenes, aumentando niveles de ansiedad, depresión y autolesiones, entre otros problemas. «Esto puede afectar el desarrollo de sus habilidades sociales, su atención y su salud mental en general, dejando de lado las actividades reales en favor de las virtuales», comenta. También añade que si un niño se sumerge demasiado en las redes, puede volverse más irritable y frustrarse fácilmente ante pequeñas contingencias, lo que afecta su paciencia y puede generar sentimientos de enojo. Claire Law enfatiza que el uso excesivo de pantallas puede modificar la forma en que el cerebro de un niño funciona, complicando aún más la regulación emocional y la concentración.
Es posible que observes que tu hijo se vuelve más inquieto cuando no tiene su teléfono a mano. Según ciertos estudios, la constante exposición a respuestas instantáneas a través de redes sociales entrena sus mentes a buscar gratificaciones inmediatas, lo que genera frustración cuando enfrentan tareas cotidianas menos rápidas, como el estudio.
Respecto a la privacidad, aunque es importante que los niños dispongan de un espacio personal para su crecimiento, Chris Meaden sugiere que los padres deberían estar alertas si sus hijos se resisten a compartir sus contraseñas de redes sociales. “Es crucial que los padres presten atención a los mensajes directos de sus hijos, especialmente los que están ocultos,” señala. También recomienda que revisen las fotos que sus hijos intercambian, incluyendo selfies y videos.
Ahora bien, la duda se plantea: ¿cuánto tiempo es recomendable que un niño dedique a las redes sociales cada día? Aunque no hay directrices concretas sobre el uso de estas plataformas por parte de niños o adultos, Simbarashe Shamu menciona un estudio en el que 230 universitarios fueron elegidos al azar para seguir utilizando redes sociales como de costumbre o reducir su tiempo a solo 30 minutos diarios. Después de dos semanas, se notaron mejoras significativas en su bienestar psicológico.
Media hora puede parecer un tiempo irrisorio, especialmente si tu hijo está acostumbrado a dedicar más tiempo a estas actividades. Claire Law aconseja buscar un punto medio. “Es fundamental mantener un diálogo abierto sobre los hábitos digitales de tus hijos y establecer reglas que puedan ser seguidas por todos, como evitar pantallas durante las comidas o antes de dormir”, sugiere. “Y recuerda: los niños tienden a imitar lo que observan. Servirles como un buen ejemplo en el manejo de la tecnología es clave para enfrentar este desafío”, concluye.