Bares para perder la voz en Madrid: karaokes, discotecas y, por supuesto, el icónico Toni 2.
Este tipo de entretenimiento sigue captando más seguidores y los establecimientos se están expandiendo. Desde los clásicos, como el piano bar más conocido de la ciudad, hasta las novedades como Macera y Fitz.
En medio de la movida nocturna madrileña, se escucha frecuentemente: “Vamos al Toni 2”. O, en su defecto, al karaoke más cercano. Hay algo liberador en entonar a todo pulmón los temas de siempre mientras se intenta seguir el ritmo de las letras en una pantalla desgastada.
Los karaokes tradicionales, donde los zapatos quedan pegados al suelo y las bebidas son asequibles, han evolucionado hacia espacios donde se canta junto a expertos. Madrid y sus locales para desahogarse cantando.
El Toni 2 se ha convertido en un referente de la ciudad. Las largas filas que se forman a las puertas cada fin de semana son prueba de ello: todo con tal de interpretar canciones en el gran piano que destaca en su interior. Inaugurado en 1978, ha sido testigo de «una época de fiestas, la cultura hippie, minifaldas y los Beatles resonando por doquier», según indican en su página web.
Fue en este lugar donde Antonio Tejero Cadenas, conocido como Toni, se adentró en la vida nocturna de Madrid. Tras muchas horas en el sector de la hostelería, se le ocurrió una idea recurrente: un piano bar auténtico en Madrid. Después de varios años de planificación, conversaciones entre amigos y alguna que otra melodía sorpresa, decidió hacer realidad su sueño con el primer Toni, que abrió sus puertas en el número 103 de la calle Lagasca, un establecimiento que nunca cerraba.
Durante las décadas de los 60 y 70, el local ganó tal popularidad que sus propietarios decidieron diversificarse. En la actualidad, Toni 2 se halla en el barrio madrileño de Chueca, específicamente en la calle Almirante 9. Desde el establecimiento aseguran que “es un sitio donde el tiempo se detiene cada noche”. Cada fin de semana, personas de diversas nacionalidades se reúnen allí para disfrutar de un ambiente familiar alrededor de un impresionante piano de cuatro metros de cola, que ocupa un lugar central en el salón, siempre rodeado de copas. Quienes han visitado el lugar mencionan: “Lo que sucede en el Toni queda en el Toni”. Para brillar como la estrella de la noche, únicamente se requiere que el pianista conozca la canción deseada.
Cada vez son más los establecimientos que siguen este modelo. Por ejemplo, Castellana 8 abrió hace menos de seis meses y busca ser el nuevo referente de entretenimiento en la ciudad, combinando la esencia del clásico Music Hall con un estilo modernista renovado. Localizado en el centro del barrio de Salamanca, sobre el famoso paseo de la Castellana, las colas para entrar se alargan con el tiempo. Este sitio ofrece de todo, desde un espacio clandestino con música electrónica hasta un piano elegante donde, al igual que en Toni 2, también se puede cantar.
Por otro lado, Macera es un bar, discoteca y coctelería que ha tenido una presencia más prolongada, habiendo sido inaugurado hace diez años. Su propuesta fue crear sus propios destilados, buscando ofrecer una experiencia diferente al público al no utilizar marcas de alcohol tradicionales. “Queríamos destacar y abrir un espacio basado en nuestras propias técnicas de maceración”, afirma Orlando Salas, el gerente del lugar.
El lugar ha tenido tanto éxito que primero lanzaron un taller, luego una discoteca y recientemente han inaugurado un nuevo establecimiento en Chamberí. “Nuestra intención es atraer a todo tipo de público”, comenta Salas, quien caracteriza Macera como un espacio versátil para disfrutar de la noche. “Puede ofrecerte una experiencia intensa y desenfrenada o un momento tranquilo entre amigos”, señala. Dependiendo de la clientela, la música en sus locales varía. “Desde reggaetón toda la noche hasta éxitos comerciales o música clásica. Todo se adapta a quienes estén presentes”, asegura.
Por otro lado, es fundamental mencionar la sala Fitz (Princesa 1), parte del grupo Sounds, que también incluye las salas Vandido y Bonded, entre otras. Según la empresa, “este proyecto rinde tributo a los icónicos años 20 y tiene un gran objetivo: transformar el entretenimiento nocturno en Madrid y Europa”. Fitz toma inspiración del mundo retratado por F. Scott Fitzgerald en El gran Gatsby, evocando cabarets en mansiones lujosas y un optimismo desmedido de los años previos al colapso de 1929. Con esta visión, tienen como meta revolucionar las experiencias nocturnas a través de sus diferentes locales.
Si bien en Fitz no hay karaoke, sí se ofrece música en vivo, lo que lo convierte en una opción ideal para quienes desean disfrutar de la música en Madrid. Recientemente, el local se volvió popular en TikTok cuando el artista Quevedo sorprendió a los asistentes con una actuación improvisada, presentando un fragmento de su nueva canción. Al lado de él, Rauw Alejandro se unió al espectáculo con su tema «Santa», creando un momento que dejó a todos boquiabiertos. A raíz del revuelo que causaron, es probable que más de uno llegara al trabajo el lunes con una notoria afonía.
En el corazón de la noche en Madrid, una frase se escucha con creciente frecuencia: “Vamos al Toni 2”. Alternativamente, la elección puede ser el karaoke más próximo. Hay algo profundamente liberador en entonar con fuerza los clásicos de antaño, luchando por seguir el ritmo de las letras que se proyectan en una pantalla desgastada. Los karaokes tradicionales, aquellos donde los zapatos se quedan pegados al suelo y las bebidas no superan los diez euros, han cambiado con el tiempo. Ahora, lo más trendy son los piano bar, donde uno puede cantar acompañado de un músico profesional. Madrid y sus locales para desahogarse al cantar.