Las fresas son frutas con bajo contenido energético, siendo su principal componente, después del agua, los carbohidratos, que representan cerca del 7% de su peso. Estos carbohidratos se encuentran, sobre todo, en forma de fructosa, glucosa y xilitol. Además, contienen diversos fitonutrientes que pueden ser beneficiosos para la salud, como fenólicos, polifenoles, micronutrientes y vitaminas.
Son una excelente fuente de fibra y destacan por su alto contenido de vitamina C, incluso más que las naranjas. Por ejemplo, una porción de fresas de 150 g aporta 86 mg de vitamina C, mientras que una naranja mediana de 225 g tiene 82 mg.
En ambos casos, se supera ampliamente la ingesta diaria recomendada de esta vitamina, que es de 60 mg. En cuanto a minerales, el hierro y el yodo son los más abundantes, seguidos por calcio, fósforo, magnesio y potasio. Su bajo contenido de sodio y alto en potasio las hace adecuadas para personas con hipertensión. Además, las fresas son una de las frutas con mayor poder antioxidante. Consumidas frescas, congeladas o liofilizadas, una porción diaria puede influir positivamente en la salud cardiometabólica, especialmente en individuos con mayor riesgo de enfermedades del corazón. Estas frutas ayudan a mejorar el metabolismo lipídico y a disminuir la inflamación sistémica, lo que contribuye a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Esta información proviene de una revisión de investigaciones, que incluye 47 ensayos clínicos y 13 estudios observacionales, realizada por científicos de la Universidad de California en Davis, con financiación de la Comisión de la Fresa de California.
Los beneficios de consumir fresas y su cantidad recomendada
Según un reciente estudio, el consumo de fresas se ha asociado con la disminución de los niveles de colesterol LDL y triglicéridos, aliviando también la inflamación. Esto resulta en una mejora general de la salud del corazón y un mejor manejo de los factores de riesgo cardiovascular. Las fresas pueden ser una opción natural para regular el colesterol, ya que ayudan a optimizar el metabolismo de las grasas y a disminuir la inflamación en el cuerpo, lo que reduce el riesgo de enfermedades del corazón.
En cuanto a la cantidad ideal de fresas que se debería incluir en la dieta, los investigadores sugieren un consumo diario que oscila entre 1 y 4 tazas, lo que equivale a un rango de 100 a 450 gramos al día. La doctora Roberta Holt, líder del estudio, resalta que «las fresas son una fuente rica en fitonutrientes que apoyan la salud cardiovascular. Nuestra revisión mostró que el consumo habitual de fresas no solo contribuye a la reducción del colesterol, sino que también disminuye la inflamación, un factor crucial en las enfermedades del corazón. Incorporar una taza de fresas a la dieta diaria puede disminuir notablemente el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares».
Al margen de sus beneficios para el corazón, la investigación también sugiere que las fresas podrían tener un impacto positivo en la salud cerebral. Se ha indicado que su alto contenido de flavonoides puede ayudar a frenar el deterioro cognitivo y ofrecer protección contra la demencia. Así, consumir fresas podría potenciar la función cerebral y combatir el estrés oxidativo, elementos vitales para mantener la salud cognitiva en la vejez.
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