Categorías: Crónica
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19 octubre, 2024 6:06 am

Así será el calendario laboral para el año 2025

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Este viernes, José Manuel Parada participó en una conexión en vivo con «Ni que fuéramos» desde la capilla ardiente de Mayra Gómez Kemp. No obstante, la charla pronto se desvió hacia un asunto que le preocupaba: su vínculo con Chelo García-Cortés, quien se encontraba en el plató.

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Parada, con un tono serio, acusó a su exesposa de no ser sincera en su libro, afirmando que su separación no se debió a una infidelidad. Por su parte, la colaboradora mostraba incomodidad y optó por no dar respuesta. Tras finalizar la videollamada, María Patiño reveló que Parada había intentado comunicarse con ella en la madrugada, visiblemente afectado por sus sentimientos hacia Chelo.

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«Esa charla la debieron tener ellos», argumentó Patiño, criticando a su amiga por no enfrentar lo que consideraba una obligación hacia su expareja. En defensa, García-Cortés decía que el tema era privado entre ellos, pero Patiño le recriminó que al hacerlo público en su libro, había violado esa esfera íntima. Chelo, con determinación, afirmó: «Relato la historia tal y como la viví, no estoy mintiendo». A raíz de estas declaraciones, se generó un tenso enfrentamiento entre las colaboradoras. Chelo, visiblemente molesta, se acercó a Patiño y exclamó: «¡Soy libre! Sabes que no estoy mintiendo y no seguiré discutiendo sobre esto». Patiño replicó con frustración: «Siempre quedo como la culpable. Esto se repite con frecuencia. La vida que deseo manejar no la comparto en un libro ni en televisión. No me molestes más». En un momento de máxima tensión, Chelo, casi al borde de la explosión, exclamó: «¿Sabéis qué? Quedaos con vuestro programita, dejadme tranquila y no me complicuéis más la vida de la que ya llevo cargando».

Entre llanto, Cortés dejó el set mientras Belén Esteban trataba de ofrecerle consuelo. «No merece la pena. Esto se terminó. También tengo el derecho de irme cuando quiera», repetía Chelo con la voz temblorosa. Kiko Matamoros también se acercó a la sala donde la periodista se había retirado para intentar calmarla, pero ella, sumida en su desasosiego, volvió a quebrarse: «No inventé nada en el libro. Estoy cansada de ser cuestionada constantemente».

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