El reciente plan de Giorgia Meloni para gestionar la inmigración en Italia ha comenzado a implementarse, aunque presenta algunos inconvenientes. Este jueves, el puerto albanés de Shengjin recibió el primer barco con 16 migrantes que fueron interceptados en aguas internacionales para ser procesados allí; sin embargo, dos de ellos, que eran menores de edad, ya han sido devueltos a Italia.
Según informa AP, esta situación ha sido revelada por medios locales, que no han ofrecido más detalles, pero resalta las primeras falencias del sistema. Se estipulaba que las personas deportadas habían sido evaluadas previamente para asegurarse de que cumplirían con todos los requisitos para ser retiradas del país: debían proceder de naciones seguras, ser hombres, no estar en situación de vulnerabilidad y ser mayores de edad, como indicaron fuentes del Ministerio del Interior italiano.
La semana pasada, Italia inauguró formalmente dos centros en Albania con el objetivo de procesar a miles de solicitantes de asilo fuera de su territorio, lo que ha suscitado tanto apoyo como críticas en otros países europeos. Este jueves por la mañana, los 16 deportados llegaron a bordo del buque de guerra Libra, el cual había partido el lunes del puerto de Lampedusa con 10 hombres de Bangladesh y seis de Egipto que fueron rescatados en el mar después de salir de Libia. Los centros en Albania están destinados únicamente para hombres adultos, mientras que en Italia se acogerá a personas en situación de vulnerabilidad, como mujeres, niños, ancianos, enfermos o víctimas de torturas, y las familias permanecerán unidas. El embajador italiano en Albania, Fabrizio Bucci, comentó el viernes que los dos centros estaban preparados para recibir y procesar a los migrantes, tras un retraso de cinco meses debido a un problema en la infraestructura del centro de Gjader, el cual tiene capacidad para 3,000 migrantes pero comenzará con 400 y se expandirá a 880 en unas semanas.
Un pequeño grupo de activistas se congregó este jueves en la entrada del puerto para manifestarse contra la llegada de migrantes. Sostenían una pancarta que proclamaba: «El sueño europeo termina aquí». Denunciaron que «este acuerdo infringe los derechos humanos, en especial los derechos de las personas migrantes». Este acuerdo, firmado en noviembre por la primera ministra italiana y su contraparte albanés, Edi Rama, estipula que Albania acogerá hasta 3.000 inmigrantes al mes rescatados por la guardia costera italiana en aguas internacionales. Inicialmente, estos serán evaluados a bordo de los barcos antes de ser llevados a Albania para una revisión más detallada. La operación de los dos centros implicará un coste de 670 millones de euros para Italia. La propuesta de refugiar a solicitantes de asilo en un país ajeno a la UE ha sido bien recibida por naciones como Italia, que están enfrentando un notable incremento en la llegada de inmigrantes. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, la calificó como un modelo de «pensamiento innovador» para abordar el desafío migratorio hacia Europa. Sin embargo, organismos defensores de los derechos humanos han manifestado su preocupación, argumentando que esto podría crear un peligroso precedente. Rama enfatizó que Albania no permitirá que otros países establezcan centros similares en su territorio y expresó su agradecimiento por la ayuda que su país recibió de Italia durante años de crisis y cambios políticos, como tras la caída del comunismo en 1991. Por su parte, Meloni y sus aliados de derecha han solicitado desde hace tiempo una distribución justa de la carga migratoria entre los países europeos.
La jefa del gobierno italiano ha definido el convenio con Albania como una respuesta creativa a una problemática que ha sido motivo de inquietud en la UE durante un largo período.