La palabra «soltero» empieza a sonar anticuada. Es probable que pronto le busquen un término en inglés que suavice su significado, similar a añadir agua al whisky. Ya ha habido intentos de modernizarlo, aunque hasta ahora no han tenido éxito, lo cual es un alivio.
Por otro lado, el término «solterón» tiene una connotación muy negativa y a veces se combate en libros y películas bajo etiquetas como estigma, mito franquista o estereotipos erróneos. Recientemente, he notado que han calificado a Jennifer López como «solterona» en un par de noticias que carecen de un análisis profundo.
Aún queda mucho por avanzar en este tema.
La etimología brinda una perspectiva valiosa: «soltero» proviene del latín «solitarius», que alude a la soledad elegida. Un artículo excepcional de Amaya Larrañeta en este diario menciona el creciente número de solteros en España, respaldado por una investigación del sociólogo Pau Miret. Es fascinante leer las aportaciones de ambos. La investigación y la divulgación son aliados efectivos, aunque requieran dedicación y no ofrezcan precios accesibles para su consumo.
El fenómeno de las relaciones por plataformas digitales está afectando a muchas personas, que a menudo terminan desilusionadas con parejas poco comprometidas y egoístas.
Las personas suelen emplear una cantidad considerable de tiempo en darle vueltas a las cosas, lo que retrasa su búsqueda de algo significativo. No siempre debemos suponer lo peor, ya que el contexto y los valores que nos rodean no son los más favorables. Sin embargo, al profundizar en esta temática, notamos que la soltería por elección, que a menudo se presenta con orgullo, no es la causa primordial de este dilema. No muchas personas se asemejan a Isabel I de Inglaterra, la reina Virgen, quien empleó su estado civil como una estrategia política. Aunque tenía varios pretendientes, prefería mantener su independencia. Cuando le cuestionaban sobre su situación, respondía que estaba «desposada con su pueblo», lo cual llevó a Felipe II a recibir un «no» y una guerra posterior.
El fenómeno del amor digital, que a menudo parece un catálogo, ha generado confusiones en muchas personas, quienes terminan decepcionadas por relaciones inusuales y egoístas. El deseo de ser amado de forma duradera y de contar con un compañero en la vida es un anhelo común en el ser humano; no obstante, la sobreabundancia de opciones lo complica irónicamente. La soledad, similar a la sal, es un elemento esencial, pero no puede ser la única base de nuestra existencia.
También está la cuestión de la vivienda. Si agrupamos a varios solteros bajo un mismo techo, etimológicamente no estarán solos, y quizás aquí podamos introducir el término inglés que solucione todo. Sin embargo, la etimología no lo es todo. Las tendencias políticas pueden ser arriesgadas. Observemos cómo la cuestión de la España vacía ha quedado relegada. Ahora el tema del momento es la vivienda, pero ¿dónde están las soluciones? ¿Cuánto tiempo perdurará esta tendencia? La autocrítica puede ser un acto curioso de demagogia, una acción superficial que no conduce a nada real,similar a un mono haciendo ruido.
