La celiaquía es una condición que genera numerosas preguntas y confusiones, especialmente en España, donde su prevalencia es cada vez mayor. La inquietud surge de interrogantes como: ¿Por qué hay un aumento en los casos? ¿Se están diagnosticando más personas ahora en comparación con el pasado? ¿Cuál es la gravedad de esta intolerancia alimentaria? ¿Existen diferentes grados de celiaquía? Es importante aclarar que en este contexto no hay medias tintas: se es celíaco o no.
Además, no hay una solución mágica que la erradique.
Para despejar algunas de estas inquietudes, hemos conversado con Laura Marín, quien es farmacéutica y experta en psiconeuroinmunología, y también ha escrito dos libros: ‘Corazón verde’ y ‘Aurora y la celiaquía’.
La experta inicia explicando que el tema del gluten ha ganado mucha relevancia últimamente, aunque la gente en ocasiones confunde sus efectos y qué implica realmente. Frases como «soy celiaco», «tengo sensibilidad al gluten», «soy alérgico al trigo» o «sigo una dieta sin gluten porque me sienta mejor» son frecuentes en las conversaciones.
El término «gluten», que proviene del latín y significa ‘pegamento’, se refiere a un conjunto de proteínas presentes en cereales como el trigo, la cebada, el centeno y algunas variedades de avena, así como en sus derivados y mezclas.
El principal desafío de estas proteínas es que son complejas de digerir, ya que son resistentes a las enzimas digestivas. Además, incluyen múltiples segmentos que pueden desencadenar problemas autoinmunes, como es el caso de la celiaquía.
La celiaquía no debe ser vista como una tendencia, una alergia o una simple intolerancia. Se trata de una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunológico malinterpreta la presencia del gluten como una amenaza, generando una reacción inapropiada, comenta Marín.
¿Qué ocurre si somos celiacos sin saberlo?
El consumo constante de gluten «provoca de manera continua una reacción inmunitaria que lleva a una inflamación persistente y a un aumento de la permeabilidad del intestino. Esta situación transforma la celiaquía en un trastorno sistémico que, a largo plazo, puede generar complicaciones severas en cualquier órgano del cuerpo, como cáncer intestinal, osteoporosis, infertilidad, linfoma o enfermedades cardíacas».
La enfermedad celíaca «afecta a aquellos individuos que tienen una predisposición genética. Esto implica que desde su nacimiento cuentan con ciertos genes que aumentan el riesgo, pero para que la enfermedad se manifieste, estos genes deben activarse, lo que se produce en algunas personas y no en otras».
En España, un alto porcentaje de personas celiacas todavía no ha recibido un diagnóstico adecuado. Aunque se estima que entre el 1 y 2 por ciento de la población podría padecer esta enfermedad, solo entre el 15 y el 20 por ciento ha sido diagnosticada.
Causas y síntomas de la celiaquía
La razón precisa detrás de la enfermedad celíaca «no se conoce del todo, pero se piensa que es el resultado de una interacción entre factores genéticos y ambientales que desencadenan una respuesta inmune anómala en aquellos que son genéticamente susceptibles».
En relación a los síntomas, estos pueden diferir considerablemente dependiendo de la edad y de la persona. Pueden abarcar tanto manifestaciones digestivas como no digestivas. Los síntomas digestivos más frecuentes incluyen: diarrea crónica, distensión abdominal, dolor en el abdomen, flatulencias, pérdida de peso, náuseas y vómitos, estreñimiento, así como heces grasosas y de color pálido.
Por otro lado, Laura Marín menciona algunos síntomas no relacionados con la digestión que podrían aparecer, como cansancio extremo, anemia, molestias articulares, erupciones en la piel (dermatitis herpetiforme), cefaleas, irritabilidad, erosión del esmalte dental o, en el caso de los menores, retardo en el crecimiento.
Es esencial resaltar que no todos quienes tienen celiaquía presentan el conjunto de estos síntomas; algunos pueden experimentar síntomas muy sutiles o carecer de ellos. Esta variabilidad es una de las razones que contribuyen al bajo porcentaje de diagnósticos.
Un reto en el diagnóstico adecuado
La variedad de síntomas y la complejidad del diagnóstico complican aún más la identificación de la enfermedad. Este proceso requiere pruebas específicas, y la confirmación debe basarse en una combinación de datos médicos, exámenes físicos, serología y una endoscopia alta mediante la toma de múltiples biopsias del duodeno.
Recientemente, se ha incorporado una nueva prueba, la citometría de flujo de las biopsias duodenales, que permite determinar el linfograma intraepitelial. Esta prueba resulta especialmente valiosa para aquellas personas con anticuerpos negativos o con daño intestinal que no alcanza la atrofia.
Tratamiento tras la identificación
Hasta ahora, el único tratamiento disponible para la celiaquía consiste en seguir de manera estricta una dieta sin gluten de por vida, sin importar si se experimentan síntomas o no. La experta subraya que esto incluye evitar incluso trazas, migajas y la contaminación cruzada.
Al recibir un diagnóstico de celiaquía, es fundamental comenzar desde lo más básico y reconocer que cada persona enfrenta esta situación de manera única. Es imprescindible involucrarse, ya que se trata de una afección crónica que precisa de la supervisión médica, pero también requiere un compromiso personal significativo.
Como profesional de la salud y madre de una niña diagnosticada con celiaquía, es esencial que quienes enfrentan esta condición entiendan que su bienestar no depende exclusivamente de la alimentación. Es necesario abordar el tema desde múltiples perspectivas: física, emocional y social. Adoptar un enfoque integral nos ayuda a visualizar cómo nuestros hábitos influyen en la salud general: una adecuada gestión del estrés, un buen descanso, la calidad de sueño, la práctica de ejercicio y la compañía de personas comprensivas que deseen apoyarnos en este camino.