¿Cuál es la gasolinera más atractiva de Madrid? Una verdadera obra maestra de la arquitectura racionalista se encuentra en un rincón de la calle Alberto Aguilera, aunque pocos se percatan de la obra delicada y estilizada de Casto Fernández-Shaw.
En mi opinión, no existe otra estación de servicio en Madrid que se compare con la nueva sucursal de Cepsa situada en la rotunda del Campo de las Naciones. La razón por la que lo subrayo es porque sus instalaciones rompen con lo convencional para lo que se espera en una gasolinera.
Con un diseño impresionante y un gran tamaño, ofrece un espacio multifuncional que incluye un restaurante, un supermercado, una terraza y una panadería. Además, hay un área elevada sobre la M40 que brinda una experiencia de cierto aislamiento, sugiriendo que la ciudad también necesita espacios de ocio típicos de las autopistas. Nuestro hábito de repostar suele ser apresurado, como si fuéramos pilotos en una carrera de Fórmula 1. Por ello, estas alternativas más distantes para cargar combustible tienen un enfoque más relajado. Proporcionan al conductor todo lo necesario para hacer más ameno su día, ya sea para realizar compras, disfrutar de un café o simplemente repostar. La superestación en Campo de las Naciones, en particular, asegura la disponibilidad de todos los tipos de combustibles y energías. También cuenta con un área de lavado colosal donde el agua y la espuma evocan la diversión de una atracción de feria. Podría pensarse que este texto es un anuncio encubierto de Cepsa, como si estuviera buscando una tarjeta de puntos. Sin embargo, no es más que un pretexto para resaltar la gasolinera más elegante y atractiva de Madrid.
En este caso particular, se trata de una estación que forma parte de la red de suministros de Shell, situada en la intersección entre Alberto Aguilera y Vallehermoso. No es sencillo percibirla, ya que un enorme edificio de ladrillo la oculta casi por completo, pero esta joya arquitectónica recuperó el esplendor original ideado por Casto Fernández-Shaw en 1927. El urbanista madrileño abrazó plenamente el funcionalismo en su diseño, creando una gasolinera cuya pureza y singularidad pueden ser vistas como los cimientos de la arquitectura moderna en España. Resulta notable que la construcción se completó en sólo 50 días y que el maestro Fernández-Shaw ideó con notable audacia la marquesina horizontal que brinda “sombra” a los coches, la caseta de venta y una torre publicitaria, que parece un alminar, cuyo estilo art déco atrae la atención de los automovilistas. Aún sorprende la ligereza de la estructura, transmitiendo una sensación de movimiento, como si la gasolinera fuera una extensión natural de campos como la ingeniería naval o aeronáutica. Se ha convertido en un punto de interés estético y cultural en la ciudad, muchas veces ignorado por conductores y peatones, incluso cuando los usuarios se detienen a repostar. Curiosamente, en 1977 estuvo muy cerca de ser demolida debido a especulaciones urbanísticas, pero la movilización de estudiantes de arquitectura ayudó a frenar esa posibilidad. Sin embargo, no fue hasta 1996 que se consideró la remodelación que logró devolverle gran parte de su importancia y belleza. En comparación, no creo que exista en Madrid una gasolinera similar a la que Cepsa ha inaugurado recientemente en la rotonda del Campo de las Naciones, ya que sus instalaciones superan ampliamente las características habituales de una estación de servicio.
El diseño y las dimensiones, junto con la flexibilidad del entorno, ofrecen diversas opciones. Hay un establecimiento gastronómico, un mercado de abastos, un área al aire libre, una tienda de panes, y un espacio elevado sobre la M40 que proporciona una sensación de tranquilidad, casi como si en la urbe se requirieran espacios recreativos típicos de las vías rápidas.
