José Antonio Fúster ha experimentado un ascenso vertiginoso en Vox en un plazo de menos de un año. Recientemente nombrado líder del partido en Madrid, ha transitado de ser un diputado autonómico poco conocido a ocupar un lugar destacado en la política.
Ha pasado de estar en el anonimato a convertirse en un elemento crucial dentro del nuevo equipo cercano a Santiago Abascal.
Algunas voces críticas dentro de la formación sugieren que la llegada de Fúster, quien es periodista de profesión, simboliza el asentamiento y la adquisición de influencia del denominado ‘clan de Intereconomía’ en Bambú.
Este giro se ha evidenciado particularmente esta semana con el destitución de Rocío Monasterio y el nombramiento directo de su sucesor por parte de la dirección, lo cual parece indicar una lucha por el control interno y territorial, más que una cuestión de ideología.
«Es la evidencia de la OPA de los Ariza sobre Vox», destacan las fuentes consultadas. Los recientes movimientos en la cúpula, que iniciaron hace más de un año, han llevado a la salida de fundadores como Monasterio. Asimismo, se han marchado otros nombres como Víctor Sánchez del Real, Mazaly Aguilar, así como figuras asociadas a la corriente liberal, entre ellos Iván Espinosa de los Monteros y Rubén Manso, entre otros. Este fenómeno ha coincidido con el crecimiento en la influencia de Kiko Méndez-Monasterio y Gabriel Ariza, hijo de Julio Ariza, cuyo asesoramiento a través de Tizona Comunicación ha tenido un impacto considerable en la estrategia del partido.
Tizona se considera el intelectual clave dentro de Vox, manejando los hilos detrás de escena, según informan estas fuentes. Se menciona que, a pesar de las advertencias sobre la influencia que esta figura ha ido adquiriendo, no hubo acción en el Comité Ejecutivo Nacional. Un crítico de Vox recuerda que, tras la salida de Alejo Vidal-Quadras, se había logrado un balance entre las diferentes corrientes del partido, donde Santiago Abascal emergió como una figura central. Sin embargo, este ha tenido una actitud poco amable con aquellos que lo apoyaron, al no poder ser controlados, señala esta voz crítica. Entre los recientes integrantes del organigrama, resaltan nombres como José Antonio Fúster, Ignacio de Hoces y Montserrat Lluís.
A medida que crecía la insatisfacción de Abascal con la etapa inicial de Vox, también aumentaba su afinidad con Méndez-Monasterio. Esta persona ha tenido un papel destacado en las negociaciones con el PP y fue fundamental en la decisión de oponerse a los presupuestos de Isabel Díaz Ayuso en Madrid durante la legislatura pasada. Algunos lo consideran el ideólogo principal de la moción de censura presentada junto a Ramón Tamames, un tema que ha generado debate en ciertos sectores del partido.
Fúster tuvo un ascenso rápido, primero como director de Medios Digitales en el Grupo Intereconomía antes de hacer su ingreso en la política. Comenzó como el octavo en la lista de Vox en la Comunidad de Madrid y casi un año después de las elecciones autonómicas, en marzo de 2024, emergió de su anonimato para ser nombrado portavoz nacional de manera sorpresiva. Desde entonces, ha ido consolidándose dentro del partido, pasando de ser un miembro más a ser parte del círculo cercano de la dirección. Se ha convertido en la cara que acompaña cada lunes para explicar la estrategia del partido y, a su vez, ahora dirige Vox en la Comunidad de Madrid.
Es evidente que lo que ha ocurrido no es fruto del azar. La designación de Fúster como portavoz fue un paso preliminar hacia lo que estaba por suceder. En Madrid, Fúster comenzó a ascender en su influencia y, según diversas fuentes, se comportaba como un tipo de «caballo de Troya» dentro del grupo de Vox en la Asamblea, donde Monasterio aún mantenía el liderazgo. De hecho, se menciona que Fúster fue incorporado de manera forzada en las listas de mayo de 2023 por la cúpula del partido, dando lugar a un nuevo conflicto, dado que Monasterio ya había formado su propio equipo.
Asimismo, José Antonio Fúster llevará la portavocía de Vox en la comisión de investigación sobre Begoña Gómez en la Asamblea de Madrid, un papel crucial para la estrategia del partido y con un gran potencial en medios. Esto también tiene implicaciones para las aspiraciones del partido en la comunidad y su competitiva relación con Isabel Díaz Ayuso para captar el electorado de la derecha. Su influencia en la nueva dirección es significativa.
La destitución de Rocío Monasterio, según los detractores, subraya cómo el ‘clan Intereconomía’ ha incrementado su importancia. También ha expuesto la división interna que sufre el partido debido a la falta de un proceso democrático. Monasterio, quien deja la política para regresar a su carrera como arquitecta, dimitió el jueves entre críticas dirigidas a Santiago Abascal e Ignacio Garriga por el nombramiento a dedo de Fúster. «El secretario y el presidente pueden decidir quién conforma el próximo comité ejecutivo de Vox Madrid, gracias a las repetidas modificaciones de nuestros estatutos. Esto ignora la democracia interna que todos prometimos defender desde el principio», manifestó ante los medios tras formalizar su renuncia.
A pesar de la presión creciente desde varias regiones, la cúpula intenta acallar el descontento generalizado y mantiene que no existe ninguna división desde hace meses. Este mensaje se repite tanto en el ámbito público como en el privado, incluso ante la constante fuga de declaraciones del llamado sector crítico. El más reciente en manifestarse ha sido el secretario general, Garriga, quien ha atribuido las afirmaciones de Monasterio a una «incorrecta interpretación». Esta justificación ha sido compartida por otros que también mencionan términos como «neofalangismo» o «tendencia autoritaria».
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