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Un meandro que se formó hace 150.000 años ha desplazado a los habitantes de Aranjuez de sus hogares

Un antiguo meandro, con una antigüedad de 150.000 años, ha obligado a los residentes de Aranjuez a abandonar sus hogares.

Hace un año, en los números 2 y 4 de la calle Cáceres, se formó un enorme hundimiento que ha generado una serie de problemas para los que viven allí.

Recientemente, el Ayuntamiento ha declarado que el edificio está en un estado de ruina inminente.

Los inquilinos de hasta 24 apartamentos ya se encuentran en la búsqueda de un nuevo lugar donde vivir. En la calle Cartagena, en Aranjuez, se registró hace unos meses un gran socavón que ha causado múltiples inconvenientes para los vecinos.

Debido a esta situación, el Ayuntamiento ha optado por la demolición del inmueble, basándose en informes técnicos preocupantes que indican que el hundimiento pone en riesgo los cimientos del edificio, lo que podría llevar a un colapso inminente y a gravísimas repercusiones.

El origen de este vasto agujero, que mide aproximadamente 25 metros de diámetro, es particularmente sorprendente. Se debe a un antiguo meandro del río Tajo, que se encuentra a gran profundidad en el subsuelo y que ha permanecido inalterado durante milenios. Según Ignacio Díaz, encargado de Urbanismo en la localidad, ha estado monitoreando de cerca la situación y ha analizado diversos informes que indagan en las causas y posibles repercusiones del socavón.

En el mes de febrero, comenzaron a manifestarse los primeros indicios de problema, lo cual llevó a realizar un relleno con mortero que cubrió 5.156,5 metros cúbicos. Sin embargo, el inconveniente resurgió poco tiempo después, según lo señalado por el concejal. La intención inicial era que el mortero estabilizara el espacio vacío y evitara su expansión, pero en abril se observó un aumento del terreno, lo que activó nuevamente las alarmas: «Fue la señal que necesitábamos: el edificio debía ser derribado».

La empresa que fue contratada para evaluar el terreno luego de la aparición de las grietas, Intemac, que se especializa en geotecnia y estructuras, emitió su diagnóstico definitivo, indicando que otro relleno con mortero no resolvería la situación. La caída del edificio era inminente y podría ocurrir en un plazo que oscilaba entre un año y solo unas pocas horas. Así, la única opción viable era su demolición. Este bloque residencial pertenece a un fondo de inversión y, según el Ayuntamiento, no existen propietarios residentes; todos son inquilinos. En muchos casos, el concejal subraya que aquellos que no tenían dónde ir tras el desalojo fueron alojados temporalmente en hoteles o en apartamentos por parte de los Servicios Sociales del municipio hasta que pudieran encontrar una vivienda permanente.

El informe de la entidad experta sostiene que no se puede asegurar la seguridad del edificio mediante medidas preventivas como su refuerzo, debido a las complicaciones que presenta el hueco bajo la estructura y sus cimientos, la incertidumbre sobre su tamaño y la imposibilidad de garantizar la integridad de los trabajadores en el lugar. Desde finales de junio se ha verificado un hundimiento de un milímetro por mes y movimientos horizontales de hasta dos milímetros. «El riesgo de colapso es alto», concluye el informe.

Fernando Landecho, arquitecto y miembro del COAM (Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid), señala que los meandros subterráneos pueden afectar negativamente a las construcciones adyacentes, como se evidencia en la calle Cartagena de Aranjuez. En estas situaciones, no son tanto los aspectos arquitectónicos los que juegan un papel crucial, sino las condiciones geológicas que afectan la evolución del terreno.

«Que se formen cavidades tan amplias no es habitual, sin embargo, es relativamente común que el proceso natural de lavado de suelos debilite las cimentaciones y bases de apoyo de los edificios», comenta. Ante tales eventualidades, las «patologías» resultantes pueden ser bastante severas, aunque en algunas ocasiones los problemas son menos graves y se pueden resolver fácilmente. «Es fundamental identificar a tiempo los signos de alerta para actuar de manera eficaz y rápida», concluye el experto.

Este episodio se ha desarrollado en el barrio de la Montaña, específicamente en la Glorieta del Valle de Loire. La primera señal se detectó en noviembre de 2023, y solo dos días después, el Ayuntamiento se puso en contacto con la Escuela de Ingenieros de Caminos de la Universidad Politécnica de Madrid. Desde el inicio, se recomendó la evacuación inmediata y temporal de las 24 viviendas afectadas, y se formalizó un acuerdo con la Fundación Agustín de Betancour, vinculada a la mencionada escuela, para investigar el origen del agujero, que resultó ser un meandro antiguo.

La compañía que posee el inmueble, Licata Residential S.L., es la encargada de realizar las reparaciones necesarias. Esto ocurre a pesar de que la administración municipal considera que el incidente en la calle Cartagena es resultado de una «fuerza mayor». Aun así, el ayuntamiento no dudará en tomar medidas para que los propietarios del edificio «reconozcan de manera rápida y clara su responsabilidad en este asunto», si se comprueba que realmente la hubo. El incidente ha generado numerosas quejas entre los residentes.

La Asociación para la Urbanización de la Montaña de Aranjuez, que representa a los vecinos afectados por el colapso, emitió un comunicado la semana pasada en el que señala a la propietaria como la verdadera responsable de cubrir los costos asociados tanto al derribo controlado, que se planea realizar «en 10 días» tras la notificación, como a la cantidad pagada en febrero para sellar el hueco con mortero, el cual no logró solucionarlo de forma definitiva. En caso de que la empresa no proceda con el derribo en el tiempo estipulado, advirtieron que el Ayuntamiento podría derribar el edificio y luego exigir a la entidad propietaria la compensación de todos los gastos generados.

«Continuaremos demandando al Gobierno municipal y a los dueños de los edificios que brinden información, transparencia y seguridad respecto a los otros bloques aledaños», declara la asociación vecinal, quienes indican que aceptan una situación en la que «poco tienen que opinar» dado el respaldo de informes técnicos. Sin embargo, esto no les impide que mantendrán una vigilancia constante sobre el desarrollo del proceso de derribo y las acciones posteriores que se tomen.

Residentes de un edificio de hasta 24 plantas están en la búsqueda de un nuevo lugar donde vivir. Hace varios meses, un gran hundimiento apareció en los números 2 y 4 de la calle Cartagena, en Aranjuez, lo que ha causado múltiples inconvenientes a los vecinos. La situación ha escalado hasta el punto de que el Ayuntamiento ha decidido declarar el estado de ruina inminente y ha ordenado que se proceda al derribo del inmueble lo antes posible. Esta acción se ha tomado después de recibir varios informes técnicos que advierten sobre peligros graves: el socavón pone en riesgo los cimientos del edificio, lo que podría llevar a su colapso en cualquier momento, con consecuencias desastrosas.

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