×

Ni Marvel ni DC: esta serie de Max supera a todas las películas de superhéroes sin distinción

Los platós de rodaje representan un ecosistema verdaderamente único. Los códigos que se establecen, las dinámicas interpersonales, los atuendos, y las charlas durante el catering, junto con los murmullos mientras se disfruta de un café o se fuma, crean un ambiente singular.

La frontera entre la ficción y la realidad, así como entre el trabajo y el tiempo libre, se vuelve casi imperceptible. Una visita al set de La franquicia ilustra perfectamente esto.

La nueva comedia de Max se centra, en dos ocasiones, en los asistentes de dirección, los productores, los ingenieros de sonido y los guionistas que colaboran para crear películas cada vez más grandiosas, con protagonistas en vestimenta ajustada que tienen habilidades sobrehumanas.

Presenciar un día de grabación en esta sitcom es observar a maquilladores dedicados a que un personaje luzca lo más natural posible, a actores que reciben orientación sobre cómo interpretar a un actor, y a equipos técnicos que descargan los materiales necesarios para la filmación.

Independientemente de si el género está preparado para esta nueva visión o si ha cambiado lo suficiente, Armando Iannucci (In the loop, Veep) y Sam Mendes (American Beauty, Skyfall) se encuentran al mando como directores y productores, creando un sátira de Marvel y DC. Junto a ellos, Jon Brown, aclamado recientemente con un BAFTA y un Emmy por su trabajo en Succession, se encarga de unir todos los elementos como guionista y showrunner.

De esa innovadora serie, Brown ha incorporado su perspectiva y su sentido del humor, además de una abundante investigación, incluso para los chistes más simples. Por ejemplo, en un episodio, el personaje interpretado por Billy Magnussen se inyecta hormonas de oveja para mantenerse en forma. Pronto, le aparece un largo y blanco pelo en la espalda, convencido de que se trata de lana. Aunque pueda parecer trivial, ha sido impactante descubrir las sustancias que muchas personas utilizan para conseguir ese tipo de cuerpos. Es uno de los secretos mejor resguardados de esta industria. Nadie adquiere esa apariencia solo con ir al gimnasio y mantenerse hidratado. Algunos actores están inyectándose productos diseñados para aumentar el tamaño del ganado. La presión es abrumadora.

La exigencia es sumamente alta. Los guionistas han llegado a crear un universo cinematográfico único, donde sus personajes principales como Himesh Patel, Aya Cash o Daniel Brühl operan, al que han denominado TECTO y que posee una línea de tiempo propia. Han elaborado cómics que nunca han sido publicados y han establecido fundamentos que tal vez nunca se vean. Todo con el objetivo de incrementar el realismo y construir sobre una base lo más sólida posible.

Una de las personas clave en este meticuloso aspecto es Neal Callow, director artístico de la serie y de las últimas películas de Bond con Daniel Craig. Desde su oficina en Londres, comenta que su labor en los últimos meses ha sido diseñar desde cascadas hasta volcanes, así como «mesas de comida o pasillos de servicio, elementos que comúnmente estarían bajo la supervisión del equipo de producción o de localizaciones. Teníamos que asegurarnos de que la realidad no resultara monótona».

Callow, entusiasta de su profesión, ha estado imaginando para La franquicia escenarios que le son familiares. «Uno de los personajes cuenta con un martillo hidráulico que es invisible y vuela, porque antes de convertirse en superhéroe, se cayó en un pozo lleno de desechos tóxicos mientras trabajaba en una construcción. Es una idea absurda, pero en la serie se puede ver cómo el departamento artístico trabaja arduamente para que funcione», comenta. Cuando se le pregunta sobre su experiencia, él afirma: «Más de la mitad del tiempo en la industria del cine implica manejar relaciones y lidiar con diferentes personalidades». Con sinceridad, Callow añade: «He encontrado personas que están dispuestas a recibir ideas frescas y otras que no permiten que su ego desaparezca, incluso cuando comprenden que han cometido un error».

Por su parte, Sinead Kidao, responsable del vestuario en La franquicia, se encuentra igualmente en su entorno laboral, lleno de imágenes que sirven de inspiración. Se puede ver a Mark Ruffalo, detrás de cámaras, con una gran armadura de goma que lo transforma en Hulk tras la aplicación de efectos digitales. También está Dan Stevens, con el voluminoso traje que le convierte en la bestia de La bella y la bestia, o Josh Brolin, con la cabeza de Thanos elevada unos centímetros por encima de la suya.

Recrear este tipo de escenas ha sido en gran parte tarea de su equipo. Aunque asegura que «enfocamos TECTO con la misma dedicación que si estuviéramos trabajando en una película que hemos realizado anteriormente» (como Wonder Woman o The Batman), al instante presenta un diseño de otro héroe que recuerda al personaje de Jim Carrey en The Riddler, describiéndolo como «un individuo que ingirió un remedio para el resfriado y ahora tiene la capacidad de cubrirse de moco».

«Nuestro objetivo con esta serie no es desmantelar un sistema», aclara Jon Brown mientras toma un receso para el café junto a los periodistas. «Disfruto de este tipo de películas siempre que estén bien realizadas; por ejemplo, me fascinó Spider-Man: Cruzando el multiverso. No hay nada comparable a la experiencia de ir al cine y ver una película en una sala repleta, algo que casi ha desaparecido. Simplemente, nos intrigaba indagar en lo que está sucediendo. No estamos narrando la historia de un grupo que aspira a lograr un gran proyecto y fracasa, sino de uno que lucha con todas sus fuerzas ante un producto cultural que se queda corto». Un poco a desmoronarse suena, Jon. Habrán de necesitar palomitas. Solo queda exclamar «Dracarys».

Lea También