Al igual que sucedió con «El hoyo» en 2019, una película que sorprendió por su crítica social sobre la distribución de recursos y la solidaridad que surge en situaciones extremas mediante la ciencia ficción, la secuela nos sumerge de nuevo en esta compleja narrativa, ofreciendo varios aspectos a analizar.
La vuelta de personajes como Goreng (Iván Massagué), Imoguiri (Antonia San Juan) y Trimagasi (Zorion Eguileor) en «El hoyo 2» ha generado diversas especulaciones sobre la línea temporal de los acontecimientos y su relación con la primera cinta. Galder Gaztelu-Urrutia, el director de esta obra, aclaró a CINEMANÍA si se trata de una continuación o de una historia que antecede a la anterior.
«La historia de El hoyo 2 inicia como una precuela pero culmina en el mismo lugar o incluso más allá que la primera, adentrándose en la oscuridad y llevando a la niña hacia lo alto. La película concluye justo en este instante, sugiriendo una conexión entre Goreng (Iván Massagué) y Perempuán (Milena Smit)», compartió en exclusiva el realizador bilbaíno.
Este planteamiento permite la reaparición de personajes que habían sido eliminados en la primera película, como lo es Trimagasi y su naturaleza violenta, quien en realidad se topa con Perempuán antes de cruzarse con Goreng. Por lo tanto, los protagonistas de ambas entregas habrían estado dentro del mismo agujero simultáneamente sin haber tenido la oportunidad de encontrarse, algo bastante plausible considerando la escasa interacción entre los niveles de las 333 plantas, a menos que algunos decidan ignorar las reglas y explorar distintos pisos, como ocurre con estos personajes, pero sin coincidir en el trayecto.
El encuentro final entre los dos personajes sugiere que podrían haber fallecido y que se encuentran en un espacio metafísico, mientras que la niña que emerge de las profundidades representa la última chispa de esperanza en la sociedad. En este momento, se revela que alguna vez formaron una pareja y se hace alusión al profundo dolor que experimentaron tras la pérdida de su hijo, un trauma que les llevó a esa situación crítica, tanto literal como simbólicamente. Más allá de esta lectura propuesta por el director, es evidente que Gaztelu-Urrutia tiene mucho más que explorar en este singular mundo y los motivos que podrían dar lugar a posibles secuelas que jueguen con la línea temporal de la historia. Sin duda.
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